miércoles, 27 de junio de 2012

Grand finale

Recta final. Covarrubias rindió su último informe. López Obrador a diez puntos de Peña Nieto, el puntero, y Josefina a cuatro del segundo lugar. ¿Cierre de fotografía?, ya veremos. Pude observar en los últimos días el estadio azul lleno para la candidata panista, proclamaciones anticipadas de triunfo tanto de Peña Nieto como de Andrés Manuel. Todo culminará el domingo. Me imagino a cada equipo de campaña, acuartelados a piedra y lodo, recibiendo instrucciones para el esperado día. Maniobras de último momento, golpes de timón para evitar un descalabro. Ya no queda mucho por hacer, pero sé que pelearán. Cada día, cada minuto y cada segundo cuentan, y cuestan...

¿Qué nos deja esta contienda además de gastos millonarios, basura electoral, mayor polarización y entusiasmos efímeros? Nos deja también una gran incertidumbre. ¿Qué podemos esperar de nuestro próximo presidente? ¿Cuál será su agenda? ¿La de su partido, la propia, la de los hombres de negocios o la de los reclamos sociales? No lo sabremos muy pronto. Sino hasta dentro de unos años. Esa es la apuesta final de nuestro voto. Una deliberación insegura cuyos resultados se ven sólo en el largo plazo.

Con el príismo se perpetraron las elecciones de dudosa legitimidad. En 1988 Cárdenas reclamó de usurpador a Salinas. Se cayó el sistema. Se salvaron las formas finalmente, no el fondo. Se abrió una herida social grave, incurable. Seis años después, el cruel asesinato de Colosio desalentó nuevamente a la izquierda cardenista y el miedo colocó a Zedillo en el poder. El PRI gobernó por última vez, con una fuerza opositora en franco crecimiento que venía pisándole los talones desde años atrás. La economía mexicana tambaleante y el acelerado incremento de la pobreza cerraron el telón del siglo XX para el país.

Cuando Vicente Fox ganó las elecciones, las expectativas de transformación eran monumentales. Desde la transición se escuchaban los tambores del cambio como si se tratara de la obertura de la Sinfonía de los Mil de Mahler. El gabinetazo y el Pemexgate sonaban cual acordes armónicos. Después las toallas, su boda, los desaciertos… y todo volvió a ser igual. Sólo cambiaron las caras, el color del partido y el águila del escudo… pero nada había evolucionado. Primera gran decepción para la sucesión democrática que Zedillo nos había heredado.

La llegada de Felipe Calderón fue muy distinta. Una diferencia de medio punto le otorgó el triunfo. Duros, durísimos momentos para el país. López Obrador se negó a reconocer su derrota y salió a las calles a reclamar el recuento de los votos. ¡Fraude!, gritaban sus simpatizantes. De no haberse dado ese plantón en Reforma, los ánimos muy probablemente se hubieran crispado aún más, con consecuencias terribles. Entre gritos y sombrerazos arrancó el gobierno de Felipe. Y fue entonces que tomó el estandarte de la lucha contra el narco. El país se envolvió en un violento enfrentamiento que no culmina todavía. Basta ver el último encontronazo en la Terminal 2 del Aeropuerto de la Ciudad de México. Crisis mundial, influenza y polarización han acompañado también a Calderón a lo largo de su gobierno. La corrupción continúa dando frutos, y con ella se vive también el desempleo, la pobreza, la inseguridad… en fin. Está comprobado pues, que la pura intención del Presidente no basta para cambiar el rumbo de un país. Es tarea de muchos.

El próximo Presidente de la República recibirá un país severamente dividido, y no exagero con el calificativo. Quien sea el que gane, no recibirá la aprobación unánime de la población, porque nunca votan todos y no toda la población del país tiene acceso al voto. Por tanto, es un hecho que ningún candidato cuenta con un círculo de simpatizantes suficientemente amplio para llamarlo mayoría, en nuestras condiciones electorales. Porque además, no contamos con instrumentos como la segunda vuelta.

El ganador recibirá una lista larga de asuntos públicos que requieren de acción inmediata, otra igual de temas que no pudieron resolverse antes y otra de problemas por venir. Ninguno puede quedar de lado. La demanda por resultados será alta también y el escrutinio de los que perdieron comenzará a retumbar en los aparatos legislativos, en las gubernaturas y alcaldías de oposición. Menudo paquete para el próximo Presidente o Presidenta.

Si esta radiografía no es lo suficientemente clara para concluir que el voto de cada uno de nosotros es importante, quiere decir que no hemos aprendido nada de los procesos democráticos vividos con anterioridad. Mientras menos sean los que ejercen el derecho a elegir a sus candidatos de preferencia, menor también será la obligación de los que reciben los encargos públicos de supuesta mayoría. Porque son elegidos por unos cuantos, pero tienen que rendirle cuentas a toda la población. ¿En realidad es una responsabilidad que se toman en serio? Si ni siquiera tienen posibilidades de ser reelegidos ¿a quién más tendrían que convencer en el futuro? ¿Dónde comienza el compromiso del que gobierna y termina la responsabilidad de los que eligen? Que nadie exija lo que no se merece entonces.

México, D.F. Junio 26 de 2012

viernes, 22 de junio de 2012

Zoé, round tras round

Ya no me acuerdo cómo se llamaba el bar, estaba en Altavista, cerca del ITAM. Era un ring de box acondicionado como antro. Las mesas eran verdaderas obras de arte, contribución de varios jóvenes pintores y escultores. Una de ellas estaba firmada por Masha Zepeda. En aquellos ayeres de finales de los 90’s, mi primo Orlando Corzo y yo parrandeábamos por toda la ciudad de México con el Tsuru de mi tía Reyna, su mamá. Ese coche sufrió cualquier cantidad de percances derivados de nuestras largas fiestas que comenzaban los viernes y terminaban los domingos ya caída la noche. Habíamos pedido un par de cervezas ese día. El antro estaba lleno. Se me acercó de pronto un chavo más joven que yo. Me saludo muy familiarmente y la verdad es que no lo reconocí de inicio. Era Zoé Robledo Aburto, el menor de una familia que aprecio muchísimo. Gabino, el mayor de ellos, es de mis mejores amigos desde la infancia. Yo recordaba a Zoé más pequeño, cuando Yayo, su papá, fue gobernador. A sus 20, ya era todo un político, serio y cordial. Platicamos largo rato esa noche.

Zoé, para ese entonces, estudiaba Ciencias Políticas en el ITAM y reclamó enérgicamente mi distanciamiento con el sureste de Jaime Sabines, Rodulfo Figueroa y Eraclio Zepeda. Mismo que hasta hoy sostengo por razones puramente personales. Pocas son las veces que meto mi cuchara en mi lejano y entrañado estado. He guardado silencio ante muchas injusticias que puedo ver hoy en día. La polarización es grande, el desinterés por resolverlo también. Pero, ¿qué parte del país no está así hoy en día? No justifico lo que ocurre en mi tierra, pero debo reconocer que tampoco he hecho nada por cambiarlo.

Ante ello, hoy puedo decir que Robledo Aburto es una de las promesas jóvenes con que cuenta Chiapas para la solución de sus principales dificultades. Cuenta con una larga trayectoria, a pesar de su corta edad. Fue Premio Nacional de Periodismo en 2008 y en 2010. Con esa sensibilidad es como llega a ser diputado local hace tres años a una de las zonas marginadas en la frontera con Guatemala, pero de las más ricas por su abundante naturaleza boscosa. En su andar por esas regiones se ha ido identificando con los principales problemas de Chiapas y sus necesidades. Entre sus hazañas políticas, presidió hace un año el Congreso del Estado en la búsqueda de soluciones óptimas para el mejoramiento de la población.

Sé por él, que está comprometido con los problemas de la Sierra Madre y ha determinado una serie de estrategias, basadas en esquemas de política pública, para defender la tala y el saqueo indiscriminado en los bosques de los Chimalapas. Dar pie al fortalecimiento del sistema hidráulico como parte integral de la política nacional energética. Asimismo, está consciente que es fundamental buscar vías de solución específicas a los diversos problemas que se suscitan alrededor de la creciente inmigración de habitantes de los países latinoamericanos más vulnerados como El Salvador, Perú, Nicaragua. También ha reconocido que hay graves rezagos en materia de salud y educación, factores fundamentales para el desarrollo social y económico de una región.

He estado muy cerca del joven aspirante de la izquierda y sé cómo piensa. No me cabe la menor duda que su mayor fortaleza está en su gran capacidad intelectual, su noble corazón y el amor por Chiapas. Como en ese entonces que nos encontramos, Zoé hoy tampoco está subido en el cuadrilátero. Sino que comparte desde antiguas trincheras una corriente de transformación nacional, que va desde lo ideológico hasta lo estructural.

Estoy seguro, que de ganar, hará un buen papel como legislador de la cámara alta. No la tiene fácil el candidato perredista. Se ha encontrado con dificultades orgánicas y legales para hacer reconocer su derecho a ser el aspirante a Senador por Chiapas del PRD. Por lo pronto, estoy enterado que tiene vía libre para dar a conocer sus propuestas. Eso, per sé, es toda una conquista. Derivado del ambiente que se vive hoy en día. Tan acostumbrado al determinismo enérgico, tal como se teje dentro de la política chiapaneca.

¡Mucho éxito mi estimado Zoé! Tienes una trayectoria transparente y triunfante. Que la democracia sea la vía que te lleve a la realización de tus aspiraciones políticas. Tienes la estirpe y la voluntad necesarias para lograrlo.

México, D.F. Junio 20, 2012

martes, 19 de junio de 2012

Espectáculo fáustico

Me enteré por los diarios nacionales, que un aspirante priísta fue detenido por la probable ejecución de un militante del PAN  –de apellido Corzo, por cierto, a quien desconocía-, en Villaflores, Chiapas, por intentar quitar propaganda de su candidatura. ¡Qué grave!, es inadmisible llegar a ese extremo. Sabemos que la polarización conlleva violencia. Pero entonces ¿cuál es la fiesta democrática que tanto se escucha?, ¿quiénes son responsables de suavizar el ambiente al final del día?, ¿son los órganos electorales o los partidos?, ¿los candidatos acaso?

Parecería que ni los partidos, ni los candidatos, ni el resto de la sociedad estamos preparados para que se elija de manera libre y autónoma al aspirante de nuestra preferencia. Parece que es necesario recurrir a actos vandálicos, movilizaciones masivas de resistencia social, descalificaciones apabullantes, manipulación de encuestas, ejercicio indebido del poder desde el gobierno para evitar a toda costa el triunfo del contrincante. No importa la propuesta, no importa el plan futuro, el caso es sentarse en la silla… después, todo lo demás. Falta probidad tanto en nuestros postulantes como en sus equipos de campaña, así como en los partidos. Me apena reconocer que algo de nuestra democracia está pudriéndose y que de no cortarlo de raíz, corremos el riesgo que haga metástasis en todas las estructuras electorales.

Espero también que el resultado de estas elecciones no termine de nuevo en manos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Yo sé que para eso existe esa Institución. Pero parece haberse convertido en el órgano primario de decisión y no en el fiel de la balanza para casos particulares y contradictorios. Lo anterior dependerá de varios factores. En primer lugar, de la participación. Si la mayoría sale a votar, el riesgo disminuye, porque no hay manera de detener a la sociedad si esta se hace escuchar a través del ejercicio de sus derechos. Siempre voy a insistir en este tema, sólo tenemos esta oportunidad cada seis años –tres, para el caso de legisladores y alcaldes-. En segundo término, de la organización de cada partido. En la medida que cada uno logre organizar la presencia de sus observadores más devotos y honestos –pequeño problema, sin ofender a nadie- en todas y cada una de las casillas, menor será la probabilidad de imputar un probable fraude. Y finalmente, del trabajo del IFE. La actuación de este organismo facultado es fundamental para otorgar legitimidad al proceso. Hemos tomado experiencia del pasado. Desde la caída del sistema hasta las declaraciones desconcertantes previas al conteo total de las casillas. Es fundamental la presencia de un órgano electoral confiable e imparcial que garantice el resultado.

Como se ven las cosas hasta el día de hoy, no sería motivo de sospecha el triunfo del candidato del PRI, quien ha estado arriba en las encuestas permanentemente. Sus descalabros han acortado la brecha, es cierto. Pero no sería una sorpresa para nadie su éxito. En cambio, sí sería una novedad el triunfo de la aspirante panista. Ha ido cayendo hasta el tercer lugar. A pesar de haberse autodeclarado triunfadora del segundo debate, parece todavía no convencer del todo a los indecisos, quienes le podrían representar una gran ventaja contra el delantero. Creo que la pérdida de espacios de la candidata se atribuye más a la actuación de sus antecesores en el poder, que a ella misma. Por otro lado, Quadri parece que finalmente sostendrá el registro de su partido y habrá dejado huella de la fuerza que representa una campaña de propuestas sólidas y claras, con escasas muestras de violencia en contra de sus contrincantes.

El factor contrastante sigue siendo López Obrador. Recientemente se ha puesto al descubierto que algunas encuestadoras muestran un ligero ascenso en sus probabilidades de triunfo. Otras declaran haber encontrado un posible empate técnico entre Peña Nieto y él. Reforma hoy 19 de junio publica un desplome. Espero que no sea una manipulación para calentar el panorama. Lo cual sería bajo y ruin, pero al fin y al cabo estratégico. Espero también que AMLO sepa reconocer el resultado si éste le desfavorece y no se lance de nuevo en una cruzada por la defensa ultranza de la anulación del proceso, en aras de buscar su triunfo a como dé lugar. Espero finalmente que el IFE garantice que ganó el que recibió más votos ejercidos libremente y tenga la capacidad de mitigar las manipulaciones y triquiñuelas acostumbradas en estas lidias.

Escribo este artículo a escasos días de la elección. Supongo que ya no habrá mucho más qué decir. No me asombraría tampoco que surja algo de aquí hasta antes del cierre de las campañas. Una foto, una grabación telefónica, un video, una encuesta, una protesta… nada nuevo, pero que sí hacen ruido y desvirtúan las decisiones finales del electorado. La única certeza con que cuento es que aún no estamos preparados para la democracia, esa fiesta de la que tanto hablan los candidatos, los partidos y el IFE. Parece más bien una pobre piñata que apenas y se sostiene, que cuesta mucho dinero y que pocos confían en ella.

México, D.F. Junio 19, 2012

miércoles, 13 de junio de 2012

Simón, Zijronó LiBerajá

Estúpido cáncer de páncreas. Se ha llevado a amigos y familiares. Y a otros más los mantiene con el alma en un hilo. Me los encuentro de vez en cuando luchando contra él, sin perder el ánimo ni la esperanza de vencerlo. Aunque es de los menos frecuentes en México, es el más letal. De mis amigos cercanos, Simón Hochstein Aron es su más reciente víctima.

Como asunto público, en materia de salud, el cáncer es una de las enfermedades más relevantes en México, junto con el SIDA, por su carácter degenerativo y de alto índice de mortandad. Son casi 120,000 mexicanos los que reciben este diagnóstico anualmente y 35,000 los que fallecen cada año por esta enfermedad. Desde que el cáncer ronda mi familia, con la muerte de mis abuelos maternos, el tema para mí se ha vuelto verdaderamente perturbador.

Los estudios médicos más formales indican que son enfermedades degenerativas asociadas a otros trastornos del cuerpo humano. En este caso particular, una dieta abundante en grasas y azúcares desmedida y sin control, podría derivar en un probable cáncer de páncreas, cuando el metabolismo de la persona no sea lo suficientemente apto para procesar los alimentos. Así, otros factores se asocian a los demás cánceres, como el de mama por la posible exposición a radiaciones, el de pulmón entre los amantes del tabaco, en fin.

Tanto el sector público como el privado en nuestro país están cada vez más preparados para desafiar la enfermedad, pero los costos en el ámbito privado son muy altos y el subsidio en el sector público es insuficiente. Cuando una familia enfrenta una situación así, lo primero que se afecta es su economía, después del ánimo, claro. Sobre todo si el enfermo se trata de la misma persona que se encarga de proveer el gasto del hogar. Si el problema es cada vez mayor, por la cantidad de muertes por año, entonces podemos decir que se trata de un asunto de salud pública. El gobierno entonces es responsable de tomar acción y tomar las medidas necesarias para su solución. 

Es imprescindible que el gobierno cuente con una especie de operación emergente de defensa nacional, casi como estrategia militar, tal como se aprecia en las películas gringas cuando descubren gérmenes mortales que atacan una pequeña población y detienen su proliferación antes de extenderse por el mundo. Así el cáncer. Sólo que en este caso el combate no radica solamente en la cantidad de recursos que se destinen para atender a los enfermos y buscar que sobrevivan. Hay que atacar el problema de raíz. Como si se tratara de la búsqueda de la misma vacuna. Empezando por aceptar que en México la mayoría de la población come mal, abusa del tabaco y no existe una cultura de prevención médica. Ese es el germen primario.

No digo con esto que el gobierno debe solventar todo lo que una familia no puede pagar, como recita un lema de campaña. Pero sí puede coadyuvar desde el sistema educativo respaldando programas escolares que hagan consciente a niños y jóvenes del valor que representa llevar una vida sana, libre de riesgos, ordenada y saludable; hasta el apoyo en el sector salud a través del incremento en la participación presupuestal de los programas dirigidos a la prevención, en las comunidades más vulnerables, con el fin contrarrestar los efectos infortunados de esa enfermedad.

Asimismo, considero necesario iniciar una campaña mucho más agresiva que comprenda por un lado el financiamiento para la investigación científica dirigida a buscar curas más efectivas contra este padecimiento, y por otro, mejorar las condiciones de los grandes centros de atención del país, como el Centro Médico Siglo XXI en su área de especialidades oncológicas –que ya de por sí es bueno-. Así como contra el narco, que se luche contra el cáncer.

Voy a extrañar al viejo Simón, simpático, siempre amable. Coqueto con las mujeres. Navegó por todos los mares, presumía. Coleccionista de las cervezas más extrañas, que iba recogiendo a lo largo de sus viajes por el mundo. A sus 74 años, el ingeniero Hochstein seguía formando a los jóvenes topógrafos que llegan a Pemex para hacer sus prácticas profesionales, delimitando las extensiones de terreno propiedad de la paraestatal que permanecen en regularización sempiterna desde la expropiación petrolera. Zijronó LiBerajá, descanse en paz mi viejo y judío amigo.

México, D.F. Junio 11, 2012

miércoles, 6 de junio de 2012

Tropiezos y autogoles


Después de varias semanas donde la competencia se apreciaba aburrida y sosa, el viernes negro de Peña Nieto le comenzó a poner sabor al encuentro. El ahora movimiento Yo Soy 132 evidenció que el candidato tricolor no tiene la partida ganada a priori, que el camino no está allanado del todo para su triunfo. Una ola de incertidumbre se ha alojado en el equipo del joven abogado de la Universidad Panamericana. Los que hemos estado en campaña alguna vez, sabemos que cuesta trabajo conservar una ventaja tan amplia como la que hasta hace poco se calculaba para el aspirante del PRI. Por ahí se asoma constantemente el vendaje de esa herida, se abre con cada nueva aparición pública. El peso del pasado priísta no parece haberse borrado con las nuevas generaciones. La pintura de las enciclopedias todavía está fresca –con excepción de la Británica que ya no se imprime más-. 

Por otro lado, Andrés Manuel, en pleno ascenso, o al menos despegándose del tercer lugar y rebasando a la aspirante azul, se topó de frente con una vieja lesión del pasado: las ligas. De nueva cuenta se le busca liar a una red de financiamiento de segundo piso, por decirlo así, donde grandes empresarios hacen aportaciones cuantiosas por posibles canonjías futuras. Aunque en esta ocasión no es evidente el vínculo. Resulta extraño incluso que los personajes de esa reunión se hayan puesto de acuerdo para apoyar a un candidato de izquierda y no de otro partido. Sin embargo, el audio pone a AMLO en tiempo fuera del encuentro momentáneamente y distrae la atención de los electores.

Josefina Vázquez Mota parece haber entrado a una cirugía mayor, con complicaciones posteriores por los métodos de operación. Juan Molinar Horcasitas es el primer descalabrado de su equipo. Se volvió insostenible su posición en el equipo de campaña. Responsabilizado socialmente por la muerte de los niños de la guardería ABC, durante su paso por el IMSS, era el blanco perfecto para dar entrada a descalificaciones para la misma candidata y optó esta última por cesarlo definitivamente. Aunado a ello, el expresidente Fox, que parece haber perdido la coordinación para dominar el balón en la cancha, se ha dedicado a empeñar su carta en otros equipos, como cachirul de la selección juvenil mexicana en los 90’s.

El único que disfruta de su juego es Quadri, con el pase amarrado a las semifinales. Su habilidad en las dominadas le ha permitido colarse a la contienda sin rasparse ni una sola rodilla. Aseguró ya la permanencia de su equipo en la primera división y todavía le queda cuerda para seguir emitiendo propuestas y poner a temblar a sus adversarios cuando de rivalizar se trata.

Y como se dice en el fútbol, ¿y el jugador número 12? El electorado. La audiencia es la que más preocupa en esta justa. El rumbo que tome el resultado de la elección el 1º de julio es más incierto hoy que nunca antes. No sólo por los informes de las últimas encuestas, que parecen converger a un equilibrio de tercios. Sino por quiénes decidan salir a votar ese día. Percibo un fuerte desinterés. Creo firmemente también que es por los candidatos y la manera en que se han desempeñado. El IFE dijo que somos casi 80 millones los potenciales votantes. Preguntaría Quadri, ¿contamos con todos?

Yo mismo he criticado nuestra débil democracia. Mecanismos como la segunda vuelta y la reelección son opciones viables en la actualidad para su fortalecimiento. Los que han evitado tomar estas medidas son los partidos, porque les resta poder y permanencia. Por eso, hoy en día, la única fuerza que tenemos como sociedad es la del ejercicio del voto. Hay que hacer uso de ésta. Las voces que se levantan en contra de salir a elegir, para desprestigiar el proceso, no se dan cuenta que están dejando pasar una oportunidad de oro para hacerse escuchar. Es deber de todos decidir por un candidato en la urnas. Mientras no existan otras formas de participación, votar será la única vía para exponer nuestra preferencia, nuestro disgusto o nuestra aprobación.

Mientras tanto, yo seguiré promoviendo el voto entre mis conocidos. Saldré ese domingo a ejercer mi derecho. Confío también que algún día el América vuelva a ser campeón. Y con ello no hablo de mi aprecio por el pasado, ni por los colores amarillo y azul de su camiseta. Es pura cuestión de gustos y preferencias.

México, D.F. a 5 de junio de 2012