lunes, 30 de abril de 2012

¿Apuesta, azar o destino?

Divorciado. No he encontrado etiqueta social condicionante más agresiva para una persona. Cualquier insolencia se queda corta ante el mote incriminatorio de ser responsable de fracturar el núcleo familiar. Si hubo hijos durante el matrimonio, mayor es la aversión hacia esa persona. Y todo es motivado por su circunstancia, por contravenir a lo que se nos ha enseñado como el deber ser. No quiero decir con esto, en lo absoluto, que el matrimonio sea malo, pero tampoco soy detractor del divorcio cuando las razones son claras y objetivas. Cuando ya no hay nada más que hacer. Todo esto tiene que ver con la naturaleza humana, tan individual como diversa. Juzgar sería tratar de encuadrar algo que no es general.

Nos encontramos a lo largo de historia muchas corrientes que censuraron el divorcio. Enrique VIII de Inglaterra incluso creó una nueva religión para estar en condiciones de divorciarse y buscar tener hijos varones. Cuestión que a la fecha es ejemplo de brutalidad e incultura para ciertos sectores de derecha y sobre todo, de manera muy marcada, para el catolicismo. No justifico sus razones, ni las de nadie. Pero nos encontramos ante un fenómeno social cada vez más recurrente. Por eso preocupa el ataque; cualquier cuestionamiento sin razón es síntoma de un aislamiento de conciencia, cuidar el convencionalismo y no la razón.

En el Distrito Federal, 30 de cada 100 matrimonios terminan en divorcio; la cifra disminuye a la mitad en el ámbito nacional –los provincianos se divorcian menos-. Es un hecho que algo ha venido cambiando la forma de ver el matrimonio. Yo mismo formo parte de ese sector creciente de la población madura –para decir de algunos, ni tanto-. Como referencia, de cuatro parejas vecinas jóvenes que vivíamos en un edificio de la colonia Roma, hoy en día todos somos parejas divorciadas. Tres, con hijos pequeños. ¿Qué pasa con este fenómeno social? ¿Dónde radica la fragilidad del concepto del matrimonio? ¿Es en realidad la “falta de compromiso” lo que provoca la ruptura? No es una regla general, hay que advertir que son múltiples las razones que originan una separación. Hoy voy a desarrollar dos ideas muy particulares que considero relevantes y que he venido notando desde hace algún tiempo en algunas separaciones. Aclaro, no en todas. Antes de ser tachado aparte de divorciado, mentecato –que sería, de todos modos, menos severo que lo primero -.

Bombardeados por la mercadotecnia –cada día más agresiva debido a la lucha de las empresas por colocarse a la delantera en el posicionamiento de los consumidores- las parejas se ven a amenazadas ante un estilo de vida de proporciones espectaculares, donde se plantea un escenario opulento, lujoso, que condiciona el concepto de realización personal. En una época crítica de elevado desempleo, ínfimas oportunidades de desarrollo y bajos ingresos en la mayoría de la población, la publicidad provoca que la frustración se enquiste en las familias por no contar con una casa más amplia y propia, autos de lujo –la camioneta para la mamá y el deportivo para el papá-, viajes al extranjero, departamento en la playa, en fin. Esto, sobre todo en los jóvenes. Y lo que había comenzado con la ilusión de dos personas jurándose amor hasta la eternidad se desbarata de un día para otro. Los rebasan las apariencias. Y viene una segunda historia: la firma del divorcio, los desacuerdos, el reparto de los bienes y sí hay, de los hijos. Tarea difícil, desgastante.

También nos encontramos ante otro fenómeno. Las mujeres están cada vez más inmersas en su trabajo y su realización personal. Asunto que celebraré siempre. Menos aplastadas por las condiciones machistas, acceden con mayor facilidad a puestos de responsabilidad e incluso algunas ganan más que sus parejas masculinas. Sólo que esto no parece estar brindado soportes adicionales al matrimonio, al contrario. He notado frecuentemente que alguno de los dos no soporta el peso de esa competencia velada. El hombre por su lado reclama la ausencia de atención al seno familiar por la demanda de tiempo que le exige a ella su vida laboral. La mujer apela también condiciones de igualdad en los trabajos del hogar. Sin acuerdos de ambas partes, luchan incasablemente por las diferencias en las aportaciones al gasto familiar. Sin definición de límites, la falta de comunicación daña el equilibrio del hogar y se trastoca la relación de pareja. Y de pronto, se encuentran bajo el mismo techo dos perfectos extraños que recuerdan nostálgicamente haber vivido un pasado romántico que nunca ha vuelto a florecer. Es tan ancho el espacio entre ambos que el rompimiento es inevitable.

Es de señalar que algunos gobiernos de izquierda se han dedicado a fortalecer sus estructuras institucionales con respecto al divorcio. En el Distrito Federal, por ejemplo, desde el año 2008 se hicieron modificaciones legales que otorgan mayores facilidades para llevar a cabo ese trámite. Casi de manera automática. Además que brinda amplia protección a la mujer. Pero algo que me resultó aún más asombroso y satisfactorio es que también una corriente de la Iglesia Católica ha puesto ojos en el problema y lleva un rato echando a andar un programa de reincorporación de sus fieles alejados que han caído en esa condición

Recientemente asistí a un retiro que trató el tema del divorcio de una manera tan distinta a como se venía planteando por parte de esa religión. Pude notar que en realidad la disolución del vínculo matrimonial ya es un asunto público relevante que requiere cada vez de mayor atención. Ya no sólo del gobierno, sino de muchas más instituciones como las escuelas, las empresas, entre muchas otras. Si no para evitar que las parejas se divorcien, sí para atenuar el efecto de frustración de algunos hombres y mujeres ante el hecho, las humillaciones sociales y las largas filas de demandas y contrademandas en los juzgados.

Y obviamente requiere de una atención individual donde la persona ponga en proporción sus necesidades y motivaciones personales para querer llevar a cabo una vida de pareja, o no. Cuyas razones sean tan sólidas como la búsqueda de vocación profesional o el autoempleo. El resto radica, creo yo, en una intensa comunicación de ambas partes para evitar que la corriente mercadológica golpee de frente los débiles pilares que sostienen las relaciones matrimoniales; por la época o por las razones que sean. Católicos, protestantes, agnósticos… casados, solteros o divorciados todos, somos ciudadanos.

México, D.F. Abril 30, 2012

martes, 24 de abril de 2012




Alarmas y aproximaciones

Mi primer encuentro con la Mercadotecnia fue en el Tec de Monterrey con la profesora Areli Galdamez, brillante catedrática en el uso de esa herramienta. Fue muy precisa, recuerdo, en sostener que su uso debía requerir de cuidados extremos para evitar desviaciones en los resultados o en las interpretaciones. En materia electoral, las encuestas son el pan de cada día de los candidatos. María de las Heras fue referencia en su momento, Mitofsky levanta puntos en el rating de López Dóriga cada vez que asoma sus números en la pantalla, Parametría, Berumen, el mismo Reforma tiene su encuestadora particular y un sinfín de empresas dedicadas a la estimación del resultado final ponen de punta los nervios de los candidatos y a sus equipos.

Milenio y GEA/ISA comenzaron hace poco una medición diaria de las preferencias entre los presidenciables. Antes de la veda, todo indicaba que el aparato de Josefina Vázquez Mota la llevaba en un acelerado ascenso acercándose al puntero, Enrique Peña Nieto. Andrés Manuel quedaba en un desaventajado tercer lugar, con pocas posibilidades de entrar a la competencia. Así la fotografía de entonces.

Apenas antier, los resultados fueron distintos, se observa una caída de la candidata azul y por primera vez un reposicionamiento del candidato de la izquierda. Siguen rebasando a ambos los indefinidos y Peña Nieto continúa en su 40 por ciento de preferencia (51 si le quitamos a esos indefinidos).

Hasta ahora, ninguna encuesta ha dado como resultado una derrota del candidato priísta. Su tendencia ganadora es un común denominador en todos los ejercicios de medición. Está sentado en el ‘top of the mind’ de la mayoría, dirían los expertos mercadólogos. Lo que me haría pensar que no es posible suponer un mal uso de las herramientas –al menos de la mayoría-, como una supuesta estrategia de campaña mediática a favor de ese aspirante. Las virtudes mediáticas de ese candidato son otras y ya han sido más que tratadas por otros articulistas y columnistas.

Considero, como simple e imparcial observador de la contienda, como me lo propuse en esta ocasión, que el equipo de Josefina debe hacer una última revisión a su estrategia de campaña –demasiado tarde quizá, pero absolutamente necesario-. Pareciera hasta ahora que no hay impacto en su propuesta, ausencia de sustancia, de materia. No hay fondo en su mensaje. ¿Habrán creído que el aparato funcionaría solo? Acabo de escuchar en un comercial de la televisión que la panista propone crear cuentas estudiantiles para cada niño. ¿Y las críticas al populismo? ¿Con qué va el gobierno federal a fondear ese programa? Aunado a la sólo aparente pero muy divulgada división en la cúpula de ese partido, que deja mal parada a su postulante por la supuesta distancia con el presidente Calderón y su primer círculo.

Andrés Manuel, por su lado, parece que ha cometido menos errores en esta ocasión. Sin embargo, no levanta mucho. Sostiene en sus discursos sus estrategias de modificaciones al sistema económico y su búsqueda amorosa de unificación social. Su problema no está ahí, más bien radica en su comportamiento pasado. Creo que perdió credibilidad con sus últimas acciones posteriores a la votación. La derrota del 2006 fue dura para muchos, pero no parece haber recuperado con el tiempo la gloriosa esperanza de los marginados como la tuvo en ese momento. No sé si Marcelo Ebrard hubiera puesto un sabor distinto a la contienda. Ese análisis debe hacerlo la izquierda en su totalidad y repensarse como fuerza política. Hasta hoy, parecen un equipo de múltiples aspirantes al poder que se pierden en el camino de la integración.

Del señor Quadri no entiendo bien aún su campaña, de verdad. Pero si las abejas no quieren perder el Panal, tienen que hacer algo urgentemente.

Si fuera candidato, haría caso a las encuestas… pero más a las que no contraté. Incluso haría un promedio de todas y jugaría con la mezcla de esos resultados, sus desviaciones. Un equipito de ‘arelis galdamez’ analizaría cada posible escenario. Pero también, otro equipo más grande aún, multicolor, multisabor, y multipensador, estaría trabajando constantemente en producir un plan nacional que contemplara el desarrollo de las regiones, desde el campo hasta la industria, pasando también por el sector de servicios; el incremento de las potencialidades de éstos a través de esquemas fiscales más atractivos, inyección de recursos, etcétera; así como el combate a la pobreza, el fortalecimiento a la educación, entre muchos otros problemas de carácter social y económico que requieren mucha dedicación y minucioso cuidado en su operación. Una verdadera elaboración de políticas públicas. 


México, D.F. Abril 24, 2012

martes, 17 de abril de 2012

De Gauchos vs. Celtas
En los últimos días Repsol ha elevado a rojo su alarma financiera. Latinoamérica vuelve a ser tema en sus oficinas del Paseo de la Castellana. Apenas hace unos meses el grupo había puesto a trabajar a sus abogados para evitar que Pemex tuviera una mayor participación accionaria. Ahora el foco se enciende desde Argentina. La inminente expropiación de su subsidiaria YPF en ese país, valorada en 18,000 millones de dólares, ha movilizado a toda la Comunidad Económica Europea. En un mundo cada vez más globalizado, acontecimientos como éste son casi tan intensos como los que se vivieron durante la Guerra Fría ante los escenarios de posibles guerras nucleares entre EEUU y la extinta URSS.

Repsol, cual conquistador gachupín del siglo XVI en busca de oro y especias, ha tenido acceso en Sudamérica y el Caribe a grandes negocios derivados de la extracción de hidrocarburos. En Cuba con el famoso Hoyo de Dona fortaleció su posición, en Bolivia con millones de hectáreas de perforación consolidó su inventario de reservas. En Argentina, con el descubrimiento del yacimiento de Vaca Muerta parecía dar un salto cuántico por tratarse una de las reservas de petróleo más importantes del mundo. Es tal el valor de esta sede para la empresa que ya comienza a resentirlo en sus cuentas. Apenas se dio el anuncio de la nacionalización, la cotización en bolsa de las acciones de la compañía en España cayó de €20.00 a €17.50.

¿Qué ocurre realmente detrás de la decisión de Doña Cristina Fernández? ¿No era acaso Repsol una fuente de empleos e ingresos para el país? Las respuestas están en Vaca Muerta, con reservas equivalentes a 150 millones de barriles de petróleo no convencional –una especie de crudo más pesado, con más azufre -. La presidenta vitoreaba apenas en mayo de 2011, de la mano de Repsol, el hallazgo. Es sabido que la economía de Argentina se sostiene de alfileres, no son autosuficientes en materia energética tampoco. La producción de crudo en aumento por parte de Repsol comenzó a ser muy atractiva para la titular de la Casa Rosa y sus asesores. Los movimientos de Pemex y Sacyr seguramente llamaron también la atención de los gauchos y porteños en el poder. La decisión de la nacionalización fue inminente. Para los afines a la teoría del libre mercado parece una confiscación de negocios llana y simple. Distinta de nuestra expropiación, sin espacio para una justificación de carácter social y mucho menos ecológica si se tratara de un efecto modernista.

Si con el asunto de las Malvinas terminaron mal los argentinos, no veo momentos suaves para este nuevo conflicto, al menos en materia económica. El gobierno de Argentina quizá sostenga al final del día la propiedad del yacimiento, pero el costo por la decisión será un duro golpe para sus arcas. No obstante, la apuesta es a la postre. El desarrollo futuro de su industria nacional está probablemente solventado en las potencialidades de sus vecinos Brasil, Venezuela y veo también la mano de los chinos por ahí, que siguen buscando afanosamente asegurar su abasto lejos de la presión de Estados Unidos y sus aliados. No parece tratarse de una decisión de Estado originada del estómago –por terquedad pues-; conocían los argentinos de las consecuencias y se aventuraron ante el desafío. A veces lleva tiempo la formulación de políticas públicas consistentes; es importante tomar ese lapso, es necesario, prácticamente inevitable. Nada impedirá las consecuencias de una decisión pública, pero la anticipación estudiada permite evaluar los posibles escenarios, casi acariciarlos. Si bien, no la mayoría de ellos, sí los más evidentes.

Argentina se envolvió en un escándalo internacional que lo pone en la mitad de una serie de conflictos de intereses energéticos, económicos e incluso ideológicos. El Cono Sur vuelva a dar ejemplo de autonomía en contra de los intereses del viejo continente. La Comunidad Económica Europea no es un enemigo blando. Sabe protegerse bien. Repsol no va a irse en paz; 9,000 millones de dólares duelen, también duelen los años invertidos en la exploración, las posibilidades de crecimiento y el futuro estratégico que había organizado la empresa en torno a ello.

Para reivindicar los valores del nacionalismo hay que tener pies de plomo, cabeza fría y una coraza legal que respalde las decisiones y algo más importante aún: el visto bueno de la sociedad civil, quien finalmente evaluará todas las decisiones públicas y abonará a favor o castigará, según sea el caso, al momento de las elecciones. Ya veremos qué ocurre con ésta decisión de la presidenta Fernández. De inicio, parece que abona a su favor. Un ejemplo más para nuestro –o nuestra- futuro Jefe de Estado. Las decisiones mediáticas no siempre son las más benéficas, ni para la sociedad civil, ni para la economía y mucho menos para asegurar un futuro electoral. Las facturas son altas por las consecuencias de las decisiones. Por eso siempre hay que procurar tomar el tiempo debido, la anticipación adecuada, el estudio de los posibles resultados. Si aunamos a ello la terquedad o la soberbia, las secuelas son más agudas todavía. Necesitamos elevar el nivel de análisis en la formulación de políticas públicas para el futuro de México. Por el bien de las tres esferas que conforman nuestro Estado: la sociedad, el gobierno y la iniciativa privada.

México, D.F. 17 de abril de 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

El presidente de la cohesión
Cohesión social. Término empleado por los analistas e investigadores de política pública, que puede traducirse en el nivel de identificación comunitaria de una sociedad, por su historia, sus costumbres, sus actividades económicas, su religión, entre otros muchos factores. Para un gobierno, la afinidad entre los individuos debería ser un tema trascendental, de agenda pública, de vigilancia permanente. A mayor afinidad, mayor equidad y por ende menor tensión social.

Cada vez que leo o escucho decir que Miguel de la Madrid Hurtado fue un presidente gris, vuelvo a preguntarme si realmente lo fue para la sociedad y no sólo se trata de un mote para cierto sector político-económico que no logró beneficios adicionales durante ese sexenio. Cohesionador social como pocos, De la Madrid tuvo que lidiar con las consecuencias de la erupción del volcán Chichonal. Aún recuerdo el amanecer de ese lunes 29 de marzo de 1982 con la llegada de mis abuelos que habían abandonado, por el miedo y la incertidumbre, su casa en Benito Juárez, localidad de Villaflores, Chiapas. El cielo estaba nublado por las cenizas. Mi padre, mi abuelo y yo fuimos a Juárez al día siguiente. Las plantaciones habían sido cubiertas por el polvo volcánico, la situación era crítica. Había que buscar cómo alimentar al ganado y rescatar lo que fuera posible de los maizales. Fueron tiempos difíciles para el sureste mexicano. La recuperación del campo fue un ordenamiento federal. Se otorgaron recursos para la recuperación, se asentaron en nuevos espacios a las comunidades indígenas afectadas. En fin, labor social, de integración, de apoyo solidario.

Luego, en 1985, vino el terremoto de septiembre, con la destrucción de edificios y casas en la ciudad de México. Menuda labor la que siguió de manos del Presidente de la República. La capital estaba herida. Con precisión de sastre, se confeccionó un tejido social muy interesante, cuyo traje a la medida permanece vigente. Lo pudimos apreciar el pasado 20 de marzo, cuando el temblor de 7.9 grados no dejó más que susto y algunos libros y plafones tirados en los edificios del D.F. 27 años después logramos construir edificios más sólidos y protegernos de estos ataques de la naturaleza. Las personas siguen temerosas, pero más seguras.

Finalmente, en 1987, Don Miguel nos da una gran muestra de su habilidad para lograr acuerdos: El Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico. Gobierno, productores, comerciantes y consumidores se comprometían para detener la infinita escalada inflacionaria que afectaba la economía del pueblo. El gobierno no incrementaría más los costos de luz, gasolina, teléfono y agua; los productores no incrementarían sus precios, los comerciantes tampoco lo harían y los consumidores se solidarizarían evitando solicitar aumentos salariales. El ciclo se habría roto. La estabilidad comenzaba a notarse. Herencia para Salinas y el resto de los gobiernos que le sucedieron.

En fin, hay muchos ejemplos de grandes aciertos en materia social y económica. Todos obligados por la emergencia y la necesidad; pero con visos de afiliación de todos los sectores sociales. De cualquier modo le modera el color que tanto lo marcó. Gris tal vez, el mechón plateado le ayudaba, pero como lo dijo Federico Reyes Heroles recientemente, “gris acero, de un Gran Presidente”.

Yo lo encontré en Bellas Artes, varias veces. Aplaudían su entrada como la de un presidente en turno. Sólo que sin aviso ni organización. Tosía, tosía fuerte por su enfermedad. Me tosió en la nuca alguna vez, cuando la Orquesta Sinfónica de Xalapa se presentaba en honor a las fiestas septembrinas, si bien recuerdo. Me invitó mi tío Manolo Zepeda. Ocupábamos uno de los palcos y Don Miguel y su esposa nos acompañaron a invitación del entonces gobernador, Miguel Alemán Velazco. La gente respetaba y quería al expresidente De la Madrid, y se encargaban de demostrarlo.

El homenaje póstumo que se le brindó en Palacio Nacional es un homenaje merecido… para él y cualquier expresidente. Es la primera vez en estas generaciones de gobernantes que se aprecia algo así. López Portillo fue enterrado como cualquier civil, con poca prensa y más escándalo por su esposa Sasha Montenegro. Quizá este acontecimiento sea un efecto multiplicador del mismo Don Miguel, quizá el presidente Calderón busca reconciliarse con el priísimo, con parte del pueblo, con la historia. Sabe que viene pronto el cobro de las facturas, sabe que vienen los reclamos. Nada mejor que generar cohesión social para atenuar la fuerza de los ataques que tenga que enfrentar después de abandonar Los Pinos. Ya veremos qué le depara al presidente Calderón; cuál será su evaluación postrera. Entiendo que quiso crear afinidad con su programa de combate al narcotráfico. Muchos no lo han entendido así y lo han criticado duramente. Los que viven en situación de conflicto parecen estar de acuerdo con la guerra; los que la sufren de afuera, no, y ellos son sus más duros detractores.

Decir que fue un presidente gris, como dicen que fue Miguel de la Madrid, es despreciar cualquier esfuerzo de él por devolver lo que habían corrompido Echeverría y López Portillo. Chamba de biógrafos e historiadores. Compararlo con Salinas resulta más complicado aún, este último tiene más facturas que atender. Creo que Don Miguel fue un buen presidente, por lo menos tengo una imagen más noble y constructora de él que la que tengo de algunos que vengo acompañando desde mi infancia. Descanse en paz Don Miguel, viejo chingón, letrado, conocedor de la historia y de las cuestiones económicas. Gracias por su legado. Y despreocúpese por la carraspeada aquella, se sintió raro, pero venía de usted, había que guardar la compostura y el respeto.

México, D.F. 10 de abril de 2012
Ni con el pétalo de una rosa

Escuché, noches atrás, decir a Joaquín López Dóriga que 7 de cada 10 mujeres en México han sido víctimas de violencia. Me sorprendí. La definición de violencia en el informe de la encuesta estaba soportada por una escala de reciente creación por parte del Instituto Politécnico Nacional. 30 niveles componen la evaluación que van desde las bromas hirientes, pasando por los celos, el chantaje, la ridiculización; hasta el manoseo, los pellizcos, los golpes y termina con la muerte. Como comentario al margen, este último considera el deceso tanto de la mujer, como del mismo hombre. Extremoso, pero cierto.

Bastó echar una ojeada a mi entorno para notar la importancia real que tiene este problema en México. Mi ex vecina de la colonia Roma, una vedette famosa, recibía cada tercer día tremendas golpizas por parte de su pareja, un playboy argentino que la celaba, pues quizá se aburría de esperarla noche tras noche a su regreso, mientras él no hacía más que dar de tamborazos sin sentido a una batería en el estudio de grabación que habían diseñado debajo de nuestros oídos. Ella era el sostén de su hogar –si se le puede llamar así a un espacio de tensión y agresión permanente-, sin embargo, era incapaz de defenderse. Las historias que conozco sobre el tema son muchas y cada vez más cercanas. Casos graves, incluso de invalidez parcial probablemente permanente, según los dictámenes de los médicos de una conocida que pidió guardar el anonimato –me pregunto por qué y prácticamente conozco la respuesta-.

Juntando las referencias y platicando con algunas mujeres que sufren o sufrieron violencia, llegué a identificar dos factores relevantes: Cultura y miedo. México sigue siendo un país de tendencias machistas. Pedros Infantes y Jorges Negretes caminan todavía por las calles de nuestras ciudades –trabajo en un ensayo al respecto-. Aunado a ello, las mujeres cuentan ya desde hace muchísimos años con un espacio de acción social más amplio: compiten por posiciones en el trabajo, participan en la política activamente, estudian profesiones que antes eran consideradas sólo para los hombres, entre otros. Sin embargo, algunos hombres no alcanzan a comprender esta nueva combinación de elementos en su pareja. La agresión por la incomprensión del fenómeno va escalando debido a la tensión que se genera derivado de la competencia entre ambos –imperceptible conscientemente por cierto-. Las consecuencias son las que ya expliqué. Comienza de poquito a poquito, como una rana en una olla de agua que va calentándose. Al principio, el calor es casi imperceptible, conforme aumenta la temperatura, el anfibio se va acostumbrando, hasta que muere por un golpe térmico insoportable antes del punto de ebullición. Así pasa con la violencia contra las mujeres. Pero, según lo que he percibido, hasta parece normal tanto para los hombres y las mujeres que lo viven… se acostumbran. Y así, lo vamos heredando a nuestras hijas y nietas, porque lo aprendimos.

Por el lado de las mujeres, el miedo las paraliza. Acostumbradas a vivir en espacios de tensión controlados por la figura autoritaria masculina, hasta pareciera que se sienten cómodas con las agresiones. Y como la ranita, primero no las perciben, piensan que es normal. Hasta que el arrebato se vuelve físico y se detienen a pedir ayuda o demandar ante las autoridades, presas del terror por la probabilidad de ser golpeadas con aún más fuerza. Los hijos, la inseguridad a ser independientes y el juicio de la sociedad, las detiene también. Su autoestima se filtra lentamente por los pies hasta esfumarse por completo por el suelo. El círculo violento vicioso se cierra y se hace costumbre. Cultura y miedo, repito.

Parece pues que nos encontramos ante una encrucijada social que ha reventado la comprensión de una nueva era de la humanidad, más plural en cuanto a género se refiere. Distinta de como la habíamos venido conociendo con roles específicos de cada género. Incluyendo el resquebrajamiento mismo de la perspectiva del matrimonio como núcleo familiar. Basta voltear a ver los índices de divorcios en las zonas urbanas y la cantidad de parejas que deciden no casarse y vivir juntos. Las mujeres que se niegan a formar un matrimonio por miedo a ser esclavizadas. Los hombres que se resisten a compartir las responsabilidades de una pareja. De hijos, ni hablar.

El asunto ya es de importancia pública. Me parte el alma enterarme de más y más casos. Hombres y mujeres conscientes debemos tomar el papel activo en este problema. No sólo es el gobierno quien debe enfrentar esta situación. Así como se ha hecho con otros problemas como la homofobia, el SIDA, la trata de personas, el maltrato infantil, también lo es la violencia con las mujeres. No están solas, muchos hombres estamos dispuestos a defenderlas y a tratarlas con respeto, denuncien. Las autoridades de justicia deberán tomar su papel ante ello. Es un asunto de educación y sensibilización social. Otro reto más para este nuevo siglo.

México, D.F. Abril 3, 2012
Bendita agua, que no lo contrario…

Durante mi paso como profesor, me arriesgué a mencionar con profunda certeza sobre la extinción de épocas bélicas como las que se habían suscitado en el siglo XX. Les afirmaba que la ocupación territorial violenta había quedado en el pasado para seguir a una fase superior: el enfrentamiento de los mercados. Las guerras, según yo, serían a ‘billetazos’ y no a balazos. Las grandes potencias económicas se encargarían de destruir las finanzas de países pequeños para finalmente entregarse a las disposiciones de los consorcios financieros mundiales –mi versión del holocausto-

Aunque no creo estar equivocado del todo –para allá vamos-, la invasión de Estados Unidos a Irak fue el primer síntoma para reconocer ufanamente que mi análisis era muy adelantado todavía. Las potencias requieren de insumos necesarios para seguir funcionando, y así como lo hemos visto con el petróleo, seguramente lo veremos también con el agua –otra visión seguramente adelantada-.

El fenómeno del sobrecalentamiento de la tierra ha traído como consecuencia la escasez del vital líquido. Investigaciones recientes aseguran que la falta de agua potable y segura es causa de, al menos, siete por ciento de las muertes y enfermedades en el mundo. Casi una sexta parte de la población mundial hoy en día sufre de la falta de agua potable y más de la tercera parte no cuenta con servicios de saneamientos básicos, según datos de las Naciones Unidas. No es un asunto apocalíptico. Es probable que los avances tecnológicos de hoy en día permitan soluciones parciales, no obstante el tratamiento público actual debe basarse en el reconocimiento de una situación de carácter global con consecuencias fatídicas para muchas poblaciones.

Históricamente se han ocasionado enfrentamientos por la posesión del agua. El primero del que se tiene registro ocurrió en el año 2500 antes de Cristo, entre las ciudades sumerias de Lagash y Umma. Tras un acuerdo, los pueblos finalmente decidieron compartir los beneficios del río Tigris. Hoy en día, los grupos ambientalistas han tratado de evidenciar la magnitud del problema, pero la falta de regulación en el uso de ese bien y las condiciones de suficiencia a nivel mundial impiden que esto sea visto como un inconveniente de naturaleza pública que requiera atención inmediata.

Solamente en México, más del diez por ciento de la población no cuenta con servicios de agua potable y los que supuestamente pagan por esos servicios podrían estar recibiendo agua parcialmente saludable, toda vez que algunas plantas purificadoras funcionan deficientemente o el agua se contamina en su paso a través del sistema de tuberías. La sobreexplotación de los mantos acuíferos y sus altos niveles de contaminación representan un riesgo potencial para el abasto futuro. En las regiones agrícolas se desperdicia aproximadamente la mitad del agua destinada al riego por los sistemas antiguos que se utilizan. De evitarse esta pérdida, México podría alcanzar los niveles de una megapotencia agropecuaria. También debe tomarse en cuenta que los subsidios al consumo incrementan el uso indiscriminado del agua, además del costo político que representa actualizar las tarifas.

El reto para la solución de este problema contempla dos vertientes. Por un lado debe educarse a la sociedad para conservar el recurso. Algunos estados del país han regulado el consumo y el uso del agua, así como la distribución del servicio. Debe dejarse claro cuáles son las consecuencias de la escasez y por lo tanto debe controlarse su consumo. Por otro lado, es importante fortalecer las medidas gubernamentales para preservar el recurso. En México aún no contamos con sistemas de captación de aguas pluviales, con ello se podrían restaurar las reservas de agua, sobre todo en las zonas donde más se explota, como en el centro del país. También se debe contemplar la instalación de sistemas de tratamiento de aguas negras, en lugar de arrojarlas al mar o devastar reservas naturales.

Una eficiente distribución del agua –como parte de la riqueza natural del ser humano- disminuirá riesgos sociales futuros, que van desde el deterioro de la existencia de la humanidad hasta el enfrentamiento de las naciones por poseer las últimas gotas del valioso líquido.

México, D.F. Marzo 27, 2012
Padre mercader, hijo caballero…

74 años desde la expropiación. Cada vez son menos los que recuerdan la naturaleza de la razón de la decisión del General Cárdenas –Tata Lázaro-, entonces Presidente de la República. Gigantescas compañías inglesas y estadounidenses se habían hecho de grandes extensiones de terreno para extraer el crudo que se asomaba a flor de tierra. Las manos mexicanas que prestaban su labor para esas empresas, lo hacían en condiciones infrahumanas; resultaba necesario para esos días otorgar certeza jurídica a la relación obrero-patronal, sindicalizar parecía la opción viable. La resistencia de las empresas extranjeras y la concepción social de los gobiernos de la época llevaron a la promulgación del 18 de marzo de 1938. El gobierno pagó por ello y surgió la Industria Nacional.

Hoy en día, el gobierno depende cada vez más de Pemex. Cerca del 60 por ciento de los ingresos de la paraestatal se transfieren a la Secretaría de Hacienda en forma de impuestos. Para el gobierno representa más de la tercera parte de sus entradas. ¡Gran negocio el del presidente Cárdenas para el país! Pero ha resultado todo lo contrario. Como una herencia mal cuidada, la empresa ha sido víctima de la corrupción, la ordeña de sus ductos y la desatención del gobierno para inyectarle los recursos suficientes y así mantenerla en la vanguardia tecnológica.

Yo soy petrolero, desde hace más de 10 años. Es difícil reconocer que se ha deteriorado la imagen de Petróleos Mexicanos. Los hechos fortalecen esa idea: El Pemexgate en las elecciones del 2000, las mandarinas descompuestas durante la evacuación en altamar de la plataforma Usumacinta, las explosiones de las redes de ductos en el Bajío por supuestos atentados de la guerrilla, los derrames en el río Coatzacoalcos y una serie de hechos se han ido sembrando en el top of the mind de la comunidad. Como si “el charrito Pemex” se hubiera alejado de su público; es más, como si estuviera en contra de la sociedad civil.

Durante los últimos años se pueden resaltar varios aciertos como la creación de la Ley de Petróleos Mexicanos, la estabilización de la producción de crudo de los últimos dos años –nos acercamos a la meta de 2.7 millones de barriles diarios-, los contratos incentivados para la perforación en aguas profundas cuyo potencial de reservas es alta según los estudios del hoyo de Dona, las perforaciones en el paleocanal de Chicontepec, las reconfiguraciones de las refinerías entre otros muchos temas relevantes.

Sin embargo, es necesario reforzar temas al interior de la empresa que tienen que ver con su complejo entramado normativo, todavía es muy difícil tomar decisiones como se haría en una empresa de corte internacional. De otra manera será imposible hacer más eficiente las operaciones, ser más ágiles en la respuesta a los proveedores y a nuestros clientes externos, modernizar la planta laboral y evitar la fuga de cerebros y la pérdida de conocimiento y experiencia por el retiro. Son temas que el actual Director General plantea e incluso el Sindicato apoya. Nada es terso, hay que nadar contra corriente, contar con el apoyo de todos, como en aquél entonces. De lo contrario, estaremos ante una encrucijada para los hacendarios, que tendrían que fijar ingresos adicionales para el país y muy probablemente tengan que venir de nuestros bolsillos.

Ojalá evitemos matar a la gallina de los huevos de oro. Ojalá los gobiernos por venir consideren la opción de dinamizar la industria y cuidar de un soporte financiero del tamaño de la industria petrolera paraestatal, que necesita de modernizarse y alcanzar los estados del arte que le permitan explotar los grandes yacimientos que todavía faltan por explotar, replantear su esquema laboral actual para atenuar el pasivo y establecer una nueva relación con el sindicato, ser más transparente para evitar la corrupción y así escalar a los niveles de una empresa de corte internacional. Ya veremos si en la celebración 75 se habla de algo diferente.

México, D.F. Marzo 20, 2012
¿Cámara?... ¡Acción!

Se polarizan las verdades. Más entrampado que nunca está el ámbito judicial con el caso de Florence Cassez. Con ello, la imagen del país vuelve a debilitarse por su polarización. Por un lado, en el extremo, se pone en riesgo nuevamente la legitimidad de la batalla frontal que el presidente Calderón ha venido operando en contra de la delincuencia organizada desde que inició su sexenio. Por el otro, está en juego la eficiencia de los procesos legales en México. El gobierno francés ha expuesto de manera permanente una serie de violaciones en el proceso de aprehensión de la gala desprestigiando los argumentos legales de nuestro aparato de justicia. Pero lo más grave aún, se debilita nuevamente la credibilidad del pueblo, la confianza está quebrada.

¿Qué se trastoca en el fondo? La esfera social es cada vez más categórica con respecto al gobierno y su actuación. Parece consumirse la sensibilidad hacia los gobernantes, una herida profunda sin visos de cicatrización temprana es cada vez más evidente. La sociedad está envuelta en un panorama catastrófico: crisis económica y violencia. Golpeados en los bolsillos y temerosos de salir, los mexicanos hemos ido perdiendo la capacidad de creer que los gobiernos funcionan. ¿Cómo sería posible confiar que la detención de Cassez es un éxito flagrante de la batalla contra la delincuencia si un juez de la Suprema Corte de Justicia de la Nación evidencia irregularidades en el caso?

La necesidad superflua de apoyarse en los medios para fortalecer la imagen presidencial ahora pone en entredicho el entramado legal del país. La realidad es clara para muchos: la francesa estaba ahí, ese día. Fue detenida con los otros secuestradores. Los secuestrados aseguran haberla percibido durante su encierro entre los miembros de la banda y participar de la extorsión. ¿Se violentaron los derechos de la señorita Florence por el simple hecho de ser francesa o porque se instaló un teatro alrededor de su detención? ¿Y los derechos de los secuestrados? ¿Y los derechos de los otros secuestradores? Eso es lo que indigna con el asunto. No es el hecho en sí, no es la violación del Derecho, no es el operativo dentro del programa presidencial. Es el punto en el que se evidencia la necesidad extrema de los aparatos gubernamentales por demostrar aciertos, cuando la población ya está cansada de incertidumbre y terrorismo.

Los más podrán pensar que es un simple encuentro entre poderes, una posición del poder Judicial ante el poder Ejecutivo. Yo creo que va más allá, rebasa los límites del Estado. Las líneas se han desgastado, como si se anticipara un colapso de las estructuras gubernamentales. Esas que decían ser las que sostenían al país también comienzan a sacudirse. Se requiere una atención de fondo de todos los procesos de gobierno; ese es el reto ante una sociedad harta y desilusionada. Antes de que la corrupción y la demagogia terminen de permear y hacer cultura.

Florence es el gozne entre la propaganda y la justicia. La polarización entre el gobierno y la sociedad. Acercar la verdad pública a la verdad jurídica es un trabajo social. Es chamba de a pie. El esfuerzo debe ser aún más arduo y el camino es espinoso. Solidificar, crear cohesión social es uno de los retos para los próximos gobiernos; antes que la recuperación económica y la limpieza de las calles del narco. La sociedad no parece estar dispuesta a perdonar un error más, una apariencia más. La sociedad exige resultados palpables, que repercutan en su bienestar y en su tranquilidad.

México, D.F. Marzo 13, 2012
De visiones a divisiones

Época electoral. Tal parece que es menester cotidiano de los analistas estar ceñidos al tema. No podemos evitarlo. Como si fuera parte de una competencia de prestidigitadores, ilusionistas, magos y hechiceros. Buscamos acercarnos al resultado con nuestras líneas, ‘futureando’, verbo que no es, pero sí es acción. Acertar casi justamente al resultado nos pondría delante de los demás que no lo hicieron; ganaríamos la apuesta. Pero sabemos algo también… sólo son nuestras esperanzas expresadas en papel.

Dicho lo anterior, a la labor. Si en el 2006 se habló de una reñida batalla, por la amplia brecha ideológica entre ambos contrincantes punteros en aquél entonces, hoy nos vemos ante un encuentro más combatido aún. No se trata de una lucha entre la izquierda de los pobres y la derecha de los ricos, como la de ese entonces. Como si fuera la recreación de una telenovela de los años 70, el país se dividió más que nunca. Crear cohesión social de nuevo ha costado mucho trabajo en estos últimos seis años, no creo que haya terminado de cuajar todavía.

Ahora, la diferencia ideológica no podrá ser el leitmotiv en esta contienda. El temible ocaso izquierdoso comunistoide-populista que representaba Andrés Manuel López Obrador parece quedar de lado en esta ocasión para los candidatos liberales –no podrá ser más un arma en los debates, ni en las declaraciones en contra del candidato de la izquierda- el PRD parece que cae solo, no se levanta de su 17 por ciento hasta las últimas encuestas.

Lo anterior deja abierto para los panistas y priístas un enfrentamiento casi de iguales, no hay ideología qué pelear, sólo queda la astucia, el poder de movilización y los medios (no sólo de comunicación aclaro, también los económicos).

¿Qué vamos a escuchar a partir de abril? ¿Cuál será la diferencia notable entre Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto? Para los que votan de oído, no importa, van por su candidato. Lo hacen por amor a la camiseta del partido, por férrea convicción, por la esperanza de una posición en el gobierno.

Los que votamos pensado, tenemos entonces qué pensarle bien… Estar atentos, muy atentos a lo que se propone. Evaluar cada uno de los compromisos que se viertan en la reyerta. Peña Nieto como candidato a gobernador del Estado de México firmó ante notario los suyos y parecer haber cumplido con todos en su mandato. Josefina por su lado se sabe que tiene carácter, entrega, ha sido una buena funcionaria y tiene mérito en su paso por las secretarías de Desarrollo Social y Educación. ¿Quién será el bueno? ¿Está de verdad flaca la caballada?

Votar esta vez es más compromiso que nunca. Hacer válida nuestra voz a través del voto es la única vía para fortalecer nuevamente la democracia. Quizá de las más caras, por eso con más razón hay que usarla. Por eso evitemos adivinar el futuro, hagámoslo con nuestra acción ciudadana responsable.

México, D.F., marzo 6 de 2012.
El teatro de la política

El escenario: México. La sociedad como su público, espera que se abra de nuevo el telón. El anhelado final de una larga representación trágica, con pequeños espacios de comicidad mantiene en vilo a la confundida concurrencia.

Así aparece la vida política de nuestro país, como una secuencia de performances en donde los únicos que se divierten son los actores. Como si la clase política hubiera olvidado su verdadero quehacer y haya optado mejor por dotarse de cualidades histriónicas que le permitan, como en los viejos teatros griegos, vestir la máscara adecuada al papel que cada actor recoge.

Sólo para recordar. ¿Qué pensarán hoy en día Juan Bañuelos y Oscar Oliva de Cuauhtémoc Cárdenas? Seis años atrás, ambos emprendieron con la fuerza de sus plumas una embestida terrible contra Eraclio Zepeda, entonces encargado del despacho de la secretaría general de gobierno del estado de Chiapas. Su tesis principal era el fraude a los principios de la democracia, por haber aceptado ese cargo de un gobierno priísta. Le costó un rato la imagen a Laco. Mientras Cárdenas aseguraba que no cabían los dos en el mismo partido, el escritor dejaba las filas de su partido. ¡Cuán corta es la memoria en nuestro país! Tintas menores se han utilizado para evaluar la decisión del líder moral del PRD, quien hace un mes recibió el encargo del presidente Fox de coordinar los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, cuando su partido lo necesitaba más que nunca para ganar la elección presidencial. De sabios, poetas, actores y otros, está llena la política en el mundo.

Ese partido, el de la Revolución Democrática, la coalición de la izquierda tribal que busca espacios desde la expulsión de Lombardo Toledano de la CTM en los cuarenta, que a partir de las elecciones de 1988 sobrevive y se unifica aún más por la herida que le causó la derrota obligada por parte del Sistema, recibió una nueva ofensiva. Pero esta vez parece que no hay otro culpable que sus propias decisiones. El argumento de su máximo candidato no convenció a toda la audiencia, sólo a un poco más de la tercera parte. Su antagonista tampoco puede cantar victoria, pero recibió más aplausos. ¿Se habrá captado el mensaje de Andrés Manuel en realidad?, ¿el bien de todos, era en realidad el bien de la mayoría?

Si la cosecha desborda lo esperado, habremos construido la gran fiesta de la democracia, decía Zepeda. Estoy seguro que las instituciones tomarán la decisión con justicia. Sancionarán una de las elecciones más analizadas por los votantes. Sin herramientas más que los descalificativos y las escasas propuestas –que tendían a la similitud al final-, el pueblo eligió por decisión propia. Si se capturaron erróneamente los votos en el PREP y probablemente de manera tendenciosa, si cambiaron la estrategia en la segunda contabilidad para dar mayor certidumbre al proceso, si revivieron los mapaches, los zapateros y los tamaleros… será el Trife quien tenga la última palabra. Y México tendrá un nuevo presidente.

Pero es el momento más adecuado para cambiar el escenario. Sus estructuras comienzan a desvencijarse y no precisamente de viejas. Las circunstancias lo ameritan. No volvamos a caer en el juego político de demócratas simulados. La democracia en México ya no es convencional, 60 por ciento del electorado la respalda. Los grandes académicos mencionan que la democracia se sostiene en un país cuando los resultados son aceptados por todos, cualquiera que éste haya sido. México no está perdido, la transición democrática continúa. Es vital reforzar la seguridad en el proceso, es cierto. Pero no por ello hay que descalificarlo.

Cada equipo sabe qué falló. En mi opinión, el PRD no logró consolidar un equipo al final, confió en las redes, cuando éstas sólo eran espectadores, no querían un papel secundario, sino disfrutar de la función. Y el PAN, hasta donde se conoce hoy, ganó. Aunque por poco y ello le obliga también a plantearse nuevos horizontes para el fortalecimiento de la gobernabilidad.

El proceso democrático es mucho más que una representación teatral. Ahora que los votantes han puesto de su parte y le han dado el peso necesario a su decisión, es fundamental que la clase política se coloque en un siguiente nivel, con propuestas, con debates serios, con contenido. Por su parte, las instituciones tendrán que crear los recursos suficientes para legitimar los procesos y evitar que se generen espacios de incertidumbre como el que ahora vivimos, que dañan a la sociedad y abren la puerta a la inestabilidad.

México, D.F. Mayo 16, 2006

El respeto al derecho ajeno...

Qué tiempos aquellos cuando la controvertida Doctrina Estrada nos alejó de los golpes bajos y las discusiones interminables por las posiciones ideológicas extremas que heredamos de la Segunda Guerra Mundial. Aunque en esa época no todos aprobaban tal orientación en las relaciones internacionales de nuestro país, es probable que hubieran modificado su visión ahora que vivimos el endurecimiento de posiciones de mandatarios de países vecinos en contra de nuestro presidente.

Lo cierto es que factores como la decisión de retirar al embajador mexicano de Caracas después del perentorio plazo puesto por el gobierno de Fox para que se retractara Hugo Chávez, como el anticipo de la cancillería venezolana para ordenar lo propio a su embajador en México ante la serie de agravios a las relaciones externas de México, ha venido a deteriorar directamente el proceso del 2006 por la lucha del poder.

El inesperado diferendo entre las posturas del gobierno de Fox y las de su homólogo Chávez de Venezuela, actúa como un telón de fondo que ha tensado el ambiente interno de México de manera innecesaria. Sin considerar las insolencias del canciller venezolano, la disputa tiene mucho sentido si se le enfoca desde otra perspectiva, fuera de las relaciones internacionales. Las dimensiones de las pretensiones personales irán presentándose de manera paulatina, en la medida en que se manifiesten las reales afectaciones que sufrirá México por el rejuego político y de medios que se ha originado en el interior.

En México, el PAN y su abanderado para el 2006 tendrán –por lo pronto-, que resistir las consecuencias de lo ocasionado por las críticas y las posturas adoptadas por Fox en la pasada cumbre de Las Américas. No hay que olvidar que todo este follón tiene su origen en la rivalidad que se ha venido acrecentando, entre la tambaleante administración de Bush respecto de las economías fortalecidas del MERCOSUR y el gobierno de Chávez, debido a la presión ejercida por el americano para que se adopte un tratado que –según juzga el venezolano-, beneficiaría más a los Estados Unidos que a los latinoamericanos.

Es cierto que el ejemplo más cercano para ellos, el NAFTA, no ha beneficiado a México en lo absoluto, por lo menos a los ojos de la población menos favorecida.

Sobre ese telón de fondo se dieron, en un primer acercamiento, las severas y personalizadas críticas de Fox tanto al argentino Kirschner como a Chávez. Los dos sudamericanos no tardaron en responderle con graves acusaciones al mexicano de rendir pleitesía al poderoso o de ser cachorro del imperio. Los acontecimientos tomaron con Venezuela, un giro de mediano rompimiento de relaciones que se ha detenido, como en el asunto cubano de hace unos meses, en el retiro de embajadores pero que, en adelante, afectará sin duda a las cuantiosas inversiones de empresas mexicanas en Venezuela.
Lo anterior evidencia las profundidades de la pugna. Pareciera más bien la muestra de una lucha entre la izquierda y la derecha. La ciudadanía no debería quedarse con esa idea, de lo contrario sacaría conclusiones incorrectas del desacuerdo, calificando de buenos y malos a tecnócratas y nacionalistas, según sea su criterio.

La crítica a Fox sobre su cercanía con Bush, sólo hiere a los mexicanos, no a los americanos, no a los venezolanos. La sociedad civil mexicana no está preocupada por lo que digan de su presidente, pues él mismo ha permitido que se critique a su persona desde el inicio de su administración, argumentado la libertad de expresión. La sociedad de nuestro país no quiere que vuelva a repetirse un linchamiento verbal contra la nación y sus representantes... ello sólo lo podrá poner de manifiesto a través de las urnas, su único medio de expresión masiva.

Nada peor podría heredar el presidente Fox al candidato Calderón, en estos días en los que el panista quisiera continuar creciendo en las inclinaciones de voto de los electores. La misma intervención de los senadores exigiéndole cuentas a Fox de sus futuros viajes al extranjero pone a Calderón, por obligada derivación partidaria, en una situación delicada ante las críticas de sus rivales.

Es momento de ver hacia adentro, de frenar la injerencia de voces extranjeras en las decisiones de nuestro país. La Doctrina Estrada trató de dictar ello, como un intento de proteger las estructuras de nuestro andamiaje institucional.

México, D.F. Octubre 2, 2005

Barbas en remojo

Mientras que en Estados Unidos se siguen contabilizando los daños económicos por el paso de huracán Katrina en sus costas del Golfo de México, así como la consideración de la disminución de producción de combustibles y explotación de crudo, en Buenos Aires comenzó a circular una noticia aún más aterradora.

El Clarín -el diario argentino reconocido como el segundo mejor de habla hispana después del español El País- se dirigió hace unos días a su población: “¿Se acuerda de aquella bicicleta vieja, que junta polvo en el fondo de la baulera? Tal vez no sea mala idea ir chequeando si las ruedas están infladas. Aunque sea por las dudas”.

Y es que los efectos del Katrina ya pusieron sobre aviso a los países latinoamericanos productores de crudo. Argentina en particular ha caído en la cuenta que de mantener el ritmo de explotación y refinación del hidrocarburo, en tres años más se convertirán en importadores neto de crudo, es decir que conforme aumenta la demanda local de combustibles, las reservas irán disminuyendo. A diferencia de México, que calcula un horizonte de doce años más de reservas, en ese país del sur consideran el fin de sus reservas en alrededor de ocho años. Las mismas compañías privadas que ahora operan en Argentina no han invertido en la exploración de aguas profundas, argumentado la necesidad de incentivos adicionales para esas operaciones. Ante ello, la nueva empresa argentina estatal Enarsa espera poner en marcha un proyecto de reposición de reservas.

A nivel internacional, el negocio energético mantiene a los especialistas en un estado de incertidumbre. "Un tsunami energético por delante" tituló su presentación el especialista Matthew Simons en un reciente seminario organizado por Repsol-YPF y la Universidad de Harvard, en Lisboa. Simons sostuvo que la coyuntura presenta un mapa inédito e inexplorado para los gobiernos y las compañías petroleras, debido a cambios estructurales en el mercado que hacen suponer que los altos precios llegaron para quedarse.

En el pasado, las crisis energéticas fueron originadas por cuestiones económicas de oferta. La guerra en Oriente Medio o la lucha interna en la Organización de Países Exportadores de Petróleo fueron las causas de las escaladas de precios como las que se vivieron en 1973, 1979 y 1991. Ahora hay un cambio estructural en la demanda, por la reactivación mundial y, principalmente, por la irrupción de China e India como jugadores de peso en el tablero global de la producción de bienes. El consultor Daniel Gerold cuenta que "las perspectivas son impredecibles”.

Por otro lado, de acuerdo con el gerente de Estudios Económicos y Mercados de Petrobras, Oscar De Leo, las empresas petroleras tienen una capacidad limitada para responder en el corto plazo con mayor producción. La mayoría de las reservas excedentes se encuentran hoy en manos de compañías estatales (Irán, Venezuela, México), que responden con otros tiempos a los incentivos de mercado. La falta de reacción de la oferta a los precios en la industria petrolera es histórica: los pozos más ricos de crudo en los Estados Unidos se descubrieron en la década del 30, durante la Gran Depresión, cuando el barril de petróleo costaba menos de un dólar.

Aunque se trata de una visión liberal distinta a la política de nuestro país, sí es cierto que esta tensión ha dado pie a un mercado especulativo que se dispara ante cualquier tipo de noticia negativa. La escalada de esta semana se suscitó apenas se supo que el huracán Katrina había dañado seriamente más de 20 plataformas de extracción de petróleo del Golfo de México. Hasta el sábado pasado se anunciaba que un 87 por ciento de la capacidad productora de petróleo de la zona devastada por el huracán se encontraba paralizada.

Algunos analistas afirman que este boom de precios del crudo provocará un enfriamiento en la actividad mundial por el incremento en el precio de todos los productos, justo después del estancamiento de los últimos años en los Estados Unidos. Un informe del Departamento de Investigaciones Económicas del HSBC afirma que el incremento en el precio de la nafta en el mercado norteamericano marca el fin de la expansión de la mayor economía del planeta. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, por cada cinco dólares que aumenta el precio del barril, la producción del planeta disminuye en 0.3 por ciento.

Mientras tanto, en la industria ya se habla de un "punto de quiebre" en los 100 dólares por barril. A partir de ahí entrarían a ser viables fuentes de energía sustitutas, "aunque ninguna tiene la capacidad de reemplazar al petróleo en poco tiempo", aclara De Leo.

Este nuevo periodo en la era energética con el incremento sostenido de los precios durante más de 43 meses parece ser una llamada de atención por su similitud con el inicio de las grandes crisis anteriores. En 1973 el aumento duró nueve meses y en 1979 diez meses.

Ante este panorama, México sigue respondiendo lentamente. Esperemos que el vetado régimen fiscal de Pemex sea nuevamente presentado en el último periodo de sesiones del Congreso de la Unión de este año, con las modificaciones necesarias para que se ponga en marcha el ejercicio siguiente y así nuestro país enfrente hábilmente la crisis petrolera que se avecina.


México, D.F. Septiembre 18, 2005

Nuestras dos torres

En junio del año pasado visité Nueva York. Regresaba de un curso en la escuela de gobierno de Harvard. Después de cuatro horas de viaje desde Boston, lo primero que hicimos mi esposa y yo fue recorrer la zona cero, donde hasta el 11 de septiembre de 2001 se levantaban majestuosamente las torres gemelas, figuras de la fortaleza financiera estadounidense.

Casualmente, el día de mi visita colocaban la primera piedra de lo que será un parque en memoria de los casi 2 mil 800 fallecidos por los sendos impactos contra los edificios. Esa primera piedra contiene los nombres de las víctimas, en su mayoría latinos. Confieso que sentí rabia por ello. Debido a la temprana hora de los ataques, murieron muchos afanadores, mecánicos y cocineros inmigrantes que han buscado en el norte de nuestro continente mejores oportunidades de vida.

Después de tomar algunas fotografías alrededor del área y de presenciar el evento, subimos al metro. A tres años del suceso que cambió la visión de seguridad que representaban los Estados Unidos para el mundo occidental, la ciudad aún respira terror. En todo nuestro recorrido hasta Central Park, nunca se dejó de escuchar una cinta que recordaba a los usuarios del tren subterráneo la necesidad de reportar inmediatamente cualquier acto sospechoso. También se indicaba que en caso de hallar algún objeto olvidado, antes de denunciarlo, debía uno bajar del vagón en la siguiente estación. Tan sólo oír eso provocaba querer salir lo más pronto posible hacia algún sitio más seguro, la “gran manzana” pareciera no serlo.

La destrucción de las torres gemelas perturbó la confianza de los habitantes de una ciudad que es considerada como el centro de muchas actividades del primer mundo. Nueva York es vulnerable. En la mente de los citadinos queda claro que viven en un polvorín. Tomaron fuerza nuevamente aquellas palabras de Orson Wells en la película de Las Profecías de Nostradamus, cuando señala que “la nueva ciudad” sería el principal blanco de los ataques de una guerra iniciada desde el Medio Oriente que terminaría con la humanidad.

Casi cuatro años después de esa catástrofe, Estados Unidos ha sido atacado por la naturaleza. El huracán Katrina destruyó una región norteamericana rica en historia y comercio. También es cierto que es uno de los estados más pobres de la Unión Americana. Las escenas de la devastación han sido comparadas con las de otros países de Asia y África. El poderoso aparato nacional ha sido, hasta el momento, incapaz de responder con eficacia. Reina en esa zona la anarquía, el racismo, la insalubridad y muchos otros factores que parecían erradicados en un sistema estatal moderno

Paradójicamente, sin la sombra del terrorismo, pero sí con las mismas amenazas naturales, México corre el riesgo de perder sus dos torres: petróleo y democracia, pilares del Estado mexicano.

El primero ha sido desaprovechado durante los últimos veinte años; ha servido más para mantener un aparato gubernamental costoso e ineficiente, despreocupado por el fortalecimiento de uno de sus principales generadores de recursos. La radicalizada discusión por los cambios estructurales necesarios para la transformación de ese sector ha diezmado la productividad de la paraestatal. Una nueva crisis energética se avecina –la peor de todas de acuerdo con los analistas-. México debe estar preparado para ello. Sin el acuerdo de las fuerzas políticas seguramente llegaremos sin los instrumentos adecuados para enfrentarla.

Por otro lado, la incipiente democracia mexicana se someterá a una dura prueba el próximo año. El triunfo del PAN en el 2000 dio aliento a la ciudadanía para expresar su voz a través de medios pacíficos. El Instituto Federal Electoral ha mostrado ser una de las instituciones de mayor confianza para la población. No obstante, hacer eficientes los procesos electorales no es la panacea de la democracia, su consolidación incluye otros asuntos. Entre los más importantes se encuentran los partidos políticos, que, a decir de las sociedades latinoamericanas, son las organizaciones menos confiables según las últimas encuestas. De acuerdo con el doctor Manuel Alcántara Sáez de la Universidad de Salamanca, la madurez de la política electoral ha traído consigo el surgimiento de situaciones en las que los partidos se encuentran en contextos de naturaleza compleja. Es importante considerar temas como el financiamiento de la política, la democracia interna de los partidos, la profesionalización de los políticos, así como la relación entre el partido, el grupo parlamentario y, en su caso, el partido en el gobierno. Elementos que aunque parecen aislados, tienen una gran interdependencia y afectan el proceso de consolidación democrático.

La sociedad mexicana también ha enfrentado retos como los que conmovieron actualmente a los vecinos del norte. Las acciones en torno al terremoto de la ciudad de México en 1985 mostraron el alto grado de cohesión de la sociedad civil ante un gobierno poco diestro en el manejo de desastres. El gran aparato respondió también lentamente a las urgentes demandas sociales posteriores. Por otro lado, otros factores deterioran la confianza en las instituciones. El narcotráfico, por ejemplo, actualmente domina parte de nuestro territorio.

El terror que impera en la vida de nuestra ciudadanía debe ser controlado. Nuestras estructuras se muestran endebles, es urgente poner en marcha un proceso de fortalecimiento organizado para que nuestro país pueda resistir posibles embates económicos y naturales.

México, D.F. Agosto 16, 2005

Chile, un país dedicado a su educación

“Los latinoamericanos seguimos existiendo, aumentamos en número y mantenemos la esperanza, esa que nos permite replantear nuestro camino cada cierto número de años.”
Gabriel García Márquez

Ricardo Lagos, presidente de Chile, sostiene que durante el siglo XX, junto al desenvolvimiento del Estado democrático y social de derecho, la ciudadanía se fue extendiendo por encima de barreras sociales, étnicas y de género, en el mundo y en América Latina. Menciona también que “se extendió el reconocimiento de los derechos y deberes que esa condición involucra: ya no sólo derechos civiles y políticos, sino también derechos económicos, sociales, derechos culturales y medioambientales. “

De acuerdo con el mandatario más popular en la historia del gobierno chileno, ese reconocimiento de los derechos de la ciudadanía exige la intervención del Estado en la vida económica y social con el propósito de procurar a todas las personas las prestaciones y servicios que requieren para la satisfacción de sus necesidades básicas.

Desde hace más de diez años, el gobierno central de Chile estableció como prioridad la educación. Desde los años 90 se observa en los discursos oficiales una clara conciencia acerca de la educación y la capacitación, como los instrumentos más eficaces para contribuir tanto al crecimiento económico como al desarrollo social.

La Reforma Educacional chilena toma sentido desde 1990, cuando los programas de mejoramiento educacional se comienzan a desarrollar, contemplando desde el nivel preescolar hasta el nivel medio. En el año de 1991, el Congreso de Chile decretó el Estatuto Docente, dictado por el propio Ricardo Lagos cuando era Ministro de Educación, con el presidente Patricio Aylwin. Ese documento “declara la inmovilidad del profesor en el cargo, quien sólo puede ser despedido a través de un sumario”.

En 1996 se concreta el inicio de esa reforma, a través de dos acciones principales: la reforma curricular y la extensión horaria de la jornada escolar; con la cual se pretende dar mayor efectividad a las políticas educacionales existentes. Tal reforma propone que un mejor nivel de educación de la población más desposeída facilitaría el camino hacia la consecución de una mayor igualdad de oportunidades; aumentando con ello sus posibilidades de inserción laboral y superar la pobreza.

La reforma curricular, o Renovación Curricular establece que los establecimientos educacionales pueden diseñar sus propios planes y programas de estudios o bien, adscribirse a los que propone el propio Ministerio de Educación. Lo que puede verse como un principio reformista básico, desde su concepción liberal, toda vez que el gobierno establece la plataforma requerida de acuerdo a los principios pedagógicos fundamentales, sin embargo, son las bases sociales desde el aula quienes establecen los satisfactores educaciones secundarios y la orientación de sus propios programas.

Al respecto, el equipo nacional de evaluación educativa del gobierno de Chile, en su informe al Foro Mundial sobre la educación del año 2000, menciona lo siguiente:

“Así, de las nuevas formas de producción, comunicación y organización de la sociedad, surgen demandas formativas al sistema escolar que apuntan a superar el paradigma del enciclopedismo y de la memorización y se propone el logro en los estudiantes de mayores capacidades de abstracción y elaboración de conocimientos; pensar en sistemas; experimentar y aprender a aprender; comunicarse y trabajar colaborativamente; resolución de problemas; manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio.”

Por su parte, la Jornada Escolar Completa, cuyo inicio operativo se dio en 1997, estableció que la atención de dos grupos en una jornada escolar se realizaría a un solo grupo en horario completo, mañana y tarde. A decir del Ministerio de Educación chileno, el fundamento de esta medida radica en el reconocimiento del tiempo como un factor que afecta positivamente al aprendizaje y como un elemento necesario para potenciar el trabajo técnico de los docentes y la gestión de cada establecimiento. Asimismo, existe una estrecha vinculación entre la Jornada Escolar Completa y la equidad, no sólo en cuanto a privilegiar el ingreso al nuevo régimen de jornada escolar a establecimientos educacionales que atienden población escolar de alto riesgo social y educativo, sino también como una acción que iguala las oportunidades de aprender al aumentar de manera significativa el tiempo de trabajo escolar a todos los estudiantes y no a un sector minoritario como había sido hasta ahora. Adicionalmente, el mayor tiempo escolar posibilita la atención diferenciada de los estudiantes -lo que permite mejorar la calidad de la enseñanza y del aprendizaje, enriqueciendo con ello la experiencia y convivencia escolar- que es otro contenido de la equidad en educación.

Para diciembre de 2004, el 89 por ciento de los liceos y escuelas chilenas se encontraban incorporados, o en proceso de incorporación a este programa.

Muchos son los programas que se han puesto en marcha en materia educativa en ese país. Cabe destacar algunos de los logros alcanzados:

- Para el año 2003, 687 mil alumnos en mil 509 establecimientos de regiones en condiciones de pobreza contaban con el programa P-900, destinado a zonas rurales, el programa inicialmente atendía a 295 mil niños en 909 escuelas.

- En mayo de 2003, el Congreso de Chile aprobó la ley que establece que son 12 los años de escolaridad gratuita y obligatoria y por tanto, la legislación obliga al Estado a generar las condiciones para lograrlo, para ello se crearon una serie de acciones que permitan asegurar su cumplimiento, como el programa Liceo para Todos, que busca retener a los estudiantes más vulnerables en el sistema escolar y contribuir a su permanencia en la enseñanza media.

Por último, la reforma educativa también busca en la población el acceso a tecnologías y otros idiomas, para ubicar al alumno en el estado del arte científico esencial que le permita desarrollarse competitivamente.

En materia de financiamiento público, el gobierno ha incrementado paulatinamente el nivel de gasto en este rubro. Para 1997, el nivel de gasto en educación creció 112 por ciento con respecto a 1990, representando en este último un 3.3 por ciento del Producto Interno Bruto, tan sólo en 1995 alcanzaba un 2.9 por ciento.

De acuerdo al informe del Departamento de Estudios y Desarrollo del Ministerio de Educación de Chile, el gasto total en educación relación al PIB es de 7.5 por ciento para el año 2004, índice que se encuentra por encima del promedio de los países de la OCDE, que muestran un valor de 6.2 por ciento en este indicador. Esto refleja el interés e importancia de la inversión en educación en Chile. Lo mismo ocurre en Argentina (6.2), Malasia (7.2) y Paraguay (6.6). Como referencia, en México se destina el 5.9 por cierto del PIB.

Un programa ejemplar

En congruencia con la política educativa, el gobierno de Chile en el presente año promulgó la Ley de Financiamiento de Estudios Superiores, que entrará en vigor a partir del año 2006. Por primera ocasión se apoya a jóvenes para financiar sus estudios de educación superior. El programa está dirigido a “alumnos de méritos académicos, provenientes de familias modestas, que se encuentren matriculados en instituciones de educación superior autónomas y acreditadas.” Este apoyo se extiende también a estudiantes de universidades privadas, institutos profesionales, centros de formación técnica y escuelas matrices de las Fuerzas Armadas.

Las características del programa son las siguientes:

- Para recibir crédito con aval del Estado, los estudiantes deben estar matriculados en instituciones de educación superior autónomas y acreditadas.


- Está dirigido a alumnos chilenos o extranjeros con residencia definitiva.

- Los beneficiarios deberán estar cursando estudios de pregrado.

- Su situación socioeconómica familiar debe justificar un crédito.

- Los alumnos beneficiarios deben haber mostrado mérito académico suficiente para ingresar a la institución y mantenerlo en la carrera.

- Los estudiantes pueden obtener hasta el 100% de crédito o el porcentaje que necesiten para financiar su carrera, dependiendo de su nivel socioeconómico.

- El beneficiario comenzará a liquidar su crédito 18 meses posteriores a su graduación.

- Este financiamiento es a través de bancos, instituciones financieras, administradoras de fondos mutuos, compañías de seguros de vida y cajas de compensación y el gobierno participa en este caso como aval.

Analizando este programa podemos definir la potencialidad del mismo. Bajo un esquema de política pública con un enfoque social, cumple con los requisitos indispensables como los que dicta el economista Amartya Sen: alcance, amplitud y apropiación.

En Chile actualmente cursan estudios superiores alrededor de 595,000 estudiantes, el 60 por ciento están matriculados en instituciones privadas. Éstos son los principales beneficiarios del apoyo, toda vez que no han recibido ayuda para financiar sus estudios. Esta cuestión hace lógica con el sentido de amplitud, la población objetivo está localizada, por tanto el ámbito de impacto de esta política también está definido.

También comprende el sentido de amplitud, toda vez que esta política fue diseñada para cubrir ineficiencias de otros programas, en este caso el de la educación superior a cargo del Estado -246,000 estudiantes que estudian en universidades tradicionales del gobierno de Chile cuentan con su propio sistema de crédito-. Lo que se busca es incentivar a la juventud a continuar preparándose para superar las desigualdades económicas y sociales.

En el caso de apropiación, que responde a la pregunta de ¿quiénes apuestan por el camino elegido?, puede decirse que los primeros que están de acuerdo en montar este sistema son los representantes del gobierno federal chileno. Por lo reciente de su instrumentación quedaría pendiente de calcular el nivel de cohesión social que alcance este programa, visión que seguramente aprovecharon los estudiosos de la educación en Chile para montar este programa. Lo que sí dejan claro es que otros programas privados de este tipo son más costosos, con requisitos adicionales que difícilmente quedan al alcance de los más necesitados.

Esta nueva ley de financiamiento obedece también a la naturaleza del modelo de política educativa adoptado por el gobierno de ese país, que se caracteriza por ser gradual, incremental y producido desde la base del sistema.

Estas leyes que podrían considerarse de segunda generación también buscan ampliar el impacto de sus beneficiarios, tal como se planteaba al inicio del texto, como una política más que busca erradicar las condiciones de pobreza del territorio chileno.

Quiero concluir este trabajo elogiando la labor del presidente Lagos, quien en su último año de mandato goza de un amplio margen de popularidad, 60 por ciento según la última encuesta publicada en el diario Mercurio, de corte liberal. Lagos, de tendencia socialista, ha sabido combinar los mandatos neoliberales dictados por el Consenso de Washington en materia de austeridad fiscal y reducción del Estado, con medidas populares –en el término social- en beneficio de la población más necesitada.

Se destacan en este gobierno las políticas de salud y de educación. Lo relevante de estas últimas es la continuación de los programas promovidos por el mismo Lagos desde su paso por el ministerio de Educación. Parece ser que siguen evolucionando, aunque el propio gobierno reconoce lo mucho que falta por hacer.

Chile puede ser considerado un ejemplo de nación en verdadero desarrollo, con políticas sociales efectivas y con impacto a nivel macroeconómico. Las condiciones de Chile las podríamos igualar a las de España por su pasado autoritario y una apuesta nacional posterior, muestra de la importancia de los acuerdos nacionales. Es de destacarse también la transparencia y la oportunidad de la información del gobierno chileno.

Si las políticas sociales, como lo indica la maestra Montagut, es aquella política dirigida al desarrollo y dirección de servicios específicos del Estado, la política de educación chilena responde oportunamente a las necesidades de la comunidad con impacto directo en el bienestar.

Con estos programas ejemplares, ¿qué esperamos en México para incentivar políticas educativas fértiles que promuevan el desarrollo humano y por ende el desarrollo nacional? La apuesta debe ser de todos: gobierno, iniciativa privada y ciudadanía. Sólo basta revisar el último informe Sobre Desarrollo Humano México 2004, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para darnos cuenta de la inequidad de nuestras políticas públicas. Busquemos un país más educado y menos analfabeta, que acerque a nuestros ciudadanos a niveles más prósperos.

México, D.F. Agosto 2, 2005

Democracia cardinal

Hacia mediados de 1993, el profesor de Política Pública y director del Saguaro Seminar en Harvard, Robert D. Putnam, publicó su libro Making Democracy Work (Haciendo que la democracia funcione); un estudio de campo realizado en Italia durante 20 años. El trabajo ofrece una amplia evidencia empírica sobre la importancia del capital social representado por la "comunidad cívica" en el desarrollo y el desempeño de las instituciones democráticas.

Putnam realiza una investigación del desarrollo y adaptación de las instituciones públicas a su entorno social, a partir del experimento italiano de creación de gobiernos regionales, que se puso en marcha en 1970 rompiendo con una larga tradición de centralización política. A través de una serie de estudios por encuesta, entrevistas cualitativas, experimentos novedosos y reunión de datos secundarios, el autor encuentra que el desempeño de los nuevos gobiernos regionales en el norte y el centro de Italia era muy superior al de los localizados en el sur de ese país, a pesar de que éstos contaban con recursos financieros –provistos por el gobierno central- iguales o mayores.

Aunque la nueva estructura institucional descentralizada sí contribuyó, tanto en el norte como en el sur, a desarrollar un nuevo modo de hacer política, Putnam menciona que en un inicio los nuevos legisladores llevaban consigo la concepción de las relaciones sociales y políticas de suma-cero, girando en torno a conflictos irreconciliables entre las regiones. “Este enfoque, enraizado en las disputas sociales e ideológicas del pasado italiano, predisponía a los legisladores a la estridencia y ponía trabas a la colaboración práctica". Con el paso de los años se produjeron cambios en la concepción de la cultura política, llevando la discusión legislativa a niveles de cooperación, del extremismo a la moderación, del dogmatismo a la tolerancia, de la doctrina abstracta al gerenciamiento práctico, nada de lo cual excluía el conflicto y la controversia, pero con el énfasis puesto ahora en el "buen gobierno". Una conclusión fue que el ritmo del cambio institucional es lento: pueden pasar décadas hasta que una nueva institución tenga efectos distintivos sobre la cultura y la conducta política.

Sin embargo, los efectos no fueron igualmente positivos cuando lo que se analiza es el desempeño de los gobiernos regionales que, en lugar de mitigar, exacerbaron las históricas disparidades existentes entre el norte y el sur de la península. Putnam parte de la idea de que una institución democrática tiene alto desempeño si es sensible a las demandas de los ciudadanos y efectiva utilizando los recursos limitados con que cuenta para satisfacer esas demandas.

Para evaluar el desempeño de los gobiernos regionales construyó un índice haciendo uso de doce indicadores, por ejemplo la estabilidad de los gabinetes, la puntualidad en la presentación del presupuesto, la innovación legislativa, los consultorios familiares por cada mil habitantes creados por cada gobierno con fondos provistos por las autoridades centrales y la capacidad de respuesta de la administración a los requerimientos de particulares.

El desempeño superior de los gobiernos del norte respecto a los del sur se extendía a la mayoría de los indicadores, perduraba en el tiempo y además era reconocido, independientemente de la medida objetiva proporcionada por el índice, por los mismos ciudadanos y dirigentes de la comunidad.

Putnam plantea que la causa de los distintos desempeños residía en la "comunidad cívica", es decir, por los modelos desiguales de participación cívica y solidaridad social.

La democracia está fuertemente correlacionada en todas partes con la modernización socioeconómica y es sabido que la economía del norte de Italia es mucho más avanzada que la del sur. Pero el problema de esta interpretación es que no explica las diferencias de desempeño gubernamental entre las regiones desarrolladas. Por ejemplo, Lombardía, el Piamonte y Liguria eran más ricas que Emilia-Romaña y Umbría, que contaban con gobiernos mucho más exitosos. Por otro lado, no debe olvidarse que los fondos para las nuevas instituciones eran provistos por el gobierno central, con un criterio redistributivo que favorecía a las regiones más pobres.

La evidencia favoreció la hipótesis, el desigual desempeño de los gobiernos se explicaba por la diferente calidad de la "comunidad cívica" de las regiones. Al detenerse brevemente en los aspectos teóricos y filosóficos del concepto, Putnam nos recuerda que ya en la Florencia del siglo XVI Maquiavelo y sus contemporáneos habían llegado a la conclusión de que el éxito de las instituciones libres dependía de la "virtud cívica" de los ciudadanos. Esta escuela "republicana" fue luego eclipsada por Hobbes, Locke y otros que pusieron el acento no en la "comunidad", sino en el individualismo y los derechos individuales. La constitución norteamericana, con sus controles y balances, intentaba asegurar la democracia contra los ciudadanos "no virtuosos". Pero en años más recientes la filosofía política norteamericana reabrió el debate entre el individualismo liberal clásico y la tradición comunitaria, sostenida por los neo-republicanos.

El objetivo de Putnam es encontrar evidencia empírica para iluminar un debate que hasta ese momento se desarrollaba en un terreno filosófico. Desde un punto de vista práctico, la "comunidad cívica" comprende, según él, cuatro aspectos esenciales: 1) Compromiso cívico, que se traduce en la participación de la gente en los asuntos públicos. 2) Igualdad política, es decir, los mismos derechos y obligaciones para todos. 3) Solidaridad, confianza y tolerancia entre los ciudadanos, lo que no implica la desaparición del conflicto. 4) Asociaciones civiles, no necesariamente "políticas" en un sentido restringido, que contribuyen a la efectividad y estabilidad del gobierno democrático, tanto por sus efectos "internos" sobre los miembros individuales como por los "externos" sobre la sociedad.

Si trasladamos el conocimiento de Putnam al terreno nacional, podemos resaltar que en México las diferencias entre las entidades también son notorias. Mientras el norte goza de altos índices de desarrollo económico y humano, alta capacidad de inversión, desarrollo eficiente de la industria de la transformación, el sur se ha ido rezagando. Chiapas, Guerrero y Oaxaca figuran como los estados con el menor índice de desarrollo humano según el informe del Programa de las Naciones Unidas (PNUD) en esa materia.

De acuerdo con el reporte, en 2002 las diferencias entre el norte y el sur del país asemejaban las mismas que se reportaban entre el Salvador y Hong Kong, por tanto se referían a nuestro país como Salvakong. Para el documento de 2004, la desigualdad se ha incrementado. Caímos ya en niveles comparados con Malawi o Mali en municipios de Guerrero, como Metlatónoc. Mientras que la delegación de Benito Juárez, en el Distrito Federal y San Pedro Garza García, en Nuevo León, alcanzan índices de Italia o Nueva Zelanda. Así es como ahora nos ubican en una especie de Malawitalia.

A ojos de Putnam, como de otros estudiosos de la construcción de capital social, la democracia juega un papel fundamental en el fortalecimiento del desarrollo humano. El desafío más grande para los próximos años es encontrar los mecanismos adecuados en el país para lograr la equidad. Queda de tarea para el próximo presidente y los principales actores de la política nacional, allanar el camino para futuros consensos, lo que no ha sido posible en este sexenio.

México, D.F. Julio 4, 2005

Pobres a la medida

El especialista en pobreza Bernardo Kliksberg, en su libro “El nuevo debate sobre el desarrollo y el rol del Estado“ (INAP 2001), señala que los gobiernos latinoamericanos en su intento de identificarse como un ente eficaz, han tratado en su discurso de negar o minimizar la pobreza. El autor deja claro que desde la década de los 80, se observa un incremento en la población ubicada por debajo del umbral de pobreza en los países latinoamericanos.

Menciona que ese disfraz estatal es operado a través de dos canales específicos. Uno ocurre cuando se trata de relativizar la situación: “Pobres hay en todos lados”, frase que ha sido utilizada como respuesta a las preguntas sobre el ascenso de las cifras de pobreza en países determinados. Por su parte, en materia económico-social, siempre se tiende a desagregar los datos, y mostrar una perspectiva comparada e histórica para determinar la situación real. La pobreza en América Latina es extensa, diversificada, y tiene actualmente incluso una fuerte expresión en las clases medias, en donde el deterioro de sus bases económicas ha generado un estrato social en crecimiento denominado “los nuevos pobres”.

Tanto los informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo como los del Banco Mundial nos dan una visión muy específica de las condiciones sociales del continente. Prevalece la desigualdad. Más de la mitad de la población se encuentra en condiciones de pobreza. En términos concretos, más de 200 millones de latinoamericanos ganan menos de dos dólares diarios para su subsistencia.

Las nuevas teorías del desarrollo nos enfrentan a una realidad poco desdeñable, la pobreza tiene muchas caras. En México, de acuerdo con la categorización de la Secretaría de Desarrollo Social, son pobres aquellos que no cuentan ni siquiera con los recursos suficientes para comer, conocida como pobreza alimentaria, cuyos ingresos mensuales por persona son menores a 548 pesos en áreas rurales y 740 en áreas urbanas. En segundo lugar, se encuentra la pobreza de capacidades, que incluye a todas las personas que viven en pobreza alimentaria, más aquellos que sufren de acceso limitado a servicios de salud y educación, con ingresos menores a 652 y 910 pesos al mes en áreas rurales y urbanas, respectivamente. Finalmente, SEDESOL ha identificado también a la pobreza patrimonial, que se caracteriza por su insolvencia para cubrir las necesidades de alimentación, salud, educación, vestido, calzado, vivienda y transporte público. Los ingresos mensuales de estas personas no superan los 1,000 pesos en zonas rurales y los 1,487 en zonas urbanas.

Esta nueva categorización de los pobres ha hecho más evidente el rezago por el que atraviesa nuestro país.

Apenas la semana pasada, el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México anunció que tres y medio millones de mexicanos habían dejado de ser pobres, más bien, habían dejado de pasar hambre... afortunadamente ya ganan 60 pesos más al mes –dos pesos diarios- para comer. Esto quiere decir que algunos campesinos, maestros rurales, pastores, entre otros, probablemente dejaron de percibir en promedio 547 pesos al mes para ganar 607 pesos (¡vaya!) y algunos citadinos perciben ahora ingresos promedios de alrededor de 799 pesos. Pero, todavía lo más grave del asunto es que ello, en su mayoría, se debe a las remesas, según lo indica el propio comité.

Debo señalar que el Comité es una entidad sumamente reconocida, compuesta por personajes de probada solvencia moral y académica, entre ellos se encuentra el profesor Luis Felipe López Calva del Tecnológico de Monterrey; Fernando Cortés, del Colegio de México; Rodolfo de la Torre y Graciela Teurel, de la Universidad Iberoamericana; Luis Ruvalcaba y John Scott, del CIDE, así como Enrique Hernández Laos de la UAM, entre otros. Por ello, es dudable que éstas cifras hayan sido maquilladas en favor de la gestión gubernamental actual, como lo asumió el diputado perredista Julio Boltivnik, cuyos propios métodos de medición de la pobreza presentan cifras aún mayores que las presentadas.

No obstante, aunque en cifras concretas los resultados parecerían alentadores para el gobierno federal, es cierto que en el ambiente de la sociedad no se nota, la tensión parece ir en aumento. Han crecido los índices de asalto con violencia, el robo a transeúntes, el ambulantaje, entre otros factores que se identifican con el aumento de las condiciones de pobreza. En cifras del mismo comité, más de 18 millones de mexicanos se encuentran en condiciones de pobreza alimentaria, casi 8 millones más en pobreza de capacidades y suman alrededor de 50 millones los pobres de patrimonio. Entonces, ¿a qué nos enfrentamos? A decir de las cantidades, casi la mitad del país es pobre.

Lo que es cierto es que para algunos gobiernos la política social no es importante, es considerada una carga para el Estado, de la que no es fácil desprenderse. Este enfoque ha orillado a la instrumentación de políticas sociales de bajo perfil, con consecuencias fatales para la población. Incluso, se ha procurado en algunos gobiernos eliminar de las agendas la palabra pobreza, viéndola ya en sí como un “término” cargado de connotaciones.

A diferencia de otros programas de desarrollo social en la región, parece que en México éstos se han reformado paulatinamente y han alcanzado niveles más eficientes en las alternativas que se ofrecen a las comunidades más necesitadas. Hábitat y Oportunidades han alcanzado reconocimiento internacional por su orientación en materia de desarrollo humano, a través de la creación de capital social.

El problema más grave de la pobreza, retomando palabras del maestro Kliksberg, es que ya no puede esperar... no tiene paciencia. Se trata de vidas humanas que por fortuna, tras la expectativa de nuevos gobiernos con nuevos métodos, han postergado buscar los propios como ha ocurrido en otros tiempos.


México, D.F. Junio 11, 2005

Escandaloso éxodo

Si uno llegara a ignorar la luz roja del semáforo en la colonial ciudad de Lagos de Moreno, en Jalisco, lo más probable es que en cuestión de segundos sea detenido por uno de los pocos agentes del departamento de tránsito municipal. Lo peculiar de esta detención no es la efectividad con la que será detenido –es difícil escapar de un pueblo tan chiquito como Lagos-, sino que se sentirá parte del escenario de una película de Clint Eastwood o de Chuck Norris. La policía laguense utiliza patrullas que sirvieron a las fuerzas policiales texanas, las cuales fueron donadas por los paisanos que hace años dejaron su casa para cruzar el Río Bravo en busca de mejores oportunidades en el vecino país del norte. Lo mismo ocurre con la estación de bomberos y algunas clínicas que dan servicio público.

El pasado mes de abril se dio a conocer un dato estridente. Por concepto de remesas se recibieron en México, en 2004, alrededor de 17 mil millones de dólares, cerca de la mitad de las que llegan a Latinoamérica y el Caribe, ubicándonos en el segundo país receptor a nivel mundial, después de la India. Así, la cantidad de dólares que los mexicanos enviaron para el sostenimiento de sus familias, creció 190 por ciento los últimos cinco años, convirtiéndose en el soporte económico de un millón 600 mil hogares, distribuidos a todo lo largo de la República.

Para dimensionar las cifras, este ingreso equivale a 195 mil 500 millones de pesos; la inversión en exploración en Petróleos Mexicanos, detonante de la actividad petrolera, fue el año pasado de tan sólo 110 mil millones de pesos.

Los recursos enviados por los trabajadores fuera de la frontera se convirtieron en la mayor fuente de dinero para el desarrollo, superando ampliamente los préstamos bancarios desde los países industrializados, la inversión directa o de portafolio y la colocación de bonos en los mercados accionarios.

Hace unos días, en su participación en la Cumbre Hemisferia 2005, el embajador Tony Garza aprovechó los recientes informes del Instituto Mexicano de Competitividad y del Fondo Monetario Internacional, que ubican a México como la décima economía más grande del mundo –después de haber estado ubicada en el lugar número 9 el año pasado- y que de 60 naciones nuestro país ocupa el lugar 56, para señalar que "el mensaje básico de estos informes es claro: o hay reformas o se queda atrás". Mencionó también que "es obvio que se requiere de arduo trabajo, pero imagínense lo que sería la economía de México si hubiera una mejor cooperación a lo largo del espectro político con el fin de asegurar el futuro del país”.

Bajo los planteamientos de la doctrina Estrada de la libre determinación de los pueblos para “aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades”, política tan desdeñada por los encargados de la política exterior de nuestro país en la actual administración, el argumento del embajador es inaceptable. No obstante, si hacemos a un lado los convencionalismos, podríamos aceptar que su observación pegó en el ánimo de la política nacional. Sobre todo si volteamos a ejemplos como los de Lagos de Moreno y muchas otras comunidades que sin las remesas y el apoyo que envían sus familiares en el “otro lado” no saldrían adelante. ¿Qué programa gubernamental sería necesario implantar para atender a todos esos trabajadores y sus familias, si no se hubieran ido?

La búsqueda de un acuerdo migratorio como lo ha planteado el gobierno federal es sólo la mitad de la película. Con ello se aliviaría la presión bajo la cual se encuentran nuestros paisanos migrantes, mejorarían sus condiciones de trabajo en Estados Unidos y tendrían accesos a los servicios de salud y educación que el estado americano ofrece. Pero no sólo eso es importante, la otra parte es responsabilidad directa del gobierno mexicano. El problema original se generó en México y la solución no se concreta con un acuerdo migratorio. La migración en México obedece a la falta de oportunidades de los más necesitados. Porque no es un problema de voluntades. Los que se van sí quieren y pueden trabajar.

¿Será en realidad que nuestros vecinos están reacios a pactar un acuerdo migratorio, sólo porque los granjeros de la frontera sur estadounidense se sienten amenazados?¿Qué haría el gobierno mexicano si de pronto hordadas de centroamericanos cruzaran nuestra frontera para ocupar puestos de trabajo en México? ¿Acaso el fenómeno de la Mara Salvatrucha no se ha vuelto también un tema de seguridad nacional para el gobierno federal?

Lo que mencionó el embajador Garza es un asunto digno de estudio. El país debe reestructurar sus fuentes de ingreso. El riesgo que se corre actualmente aún no es evidente. De mantenerse el ritmo de explotación y exportación de crudo, los cálculos nacionales aseguran reservas para los próximos 11 ó 12 años. Está comprobado que segundas y terceras generaciones de migrantes dejan de enviar dinero a sus familias. Es necesario entonces canalizar los principales ingresos del país para financiar proyectos alternativos que generen un nuevo orden económico nacional en el mediano plazo. Para ello, el gobierno, el aparato legislativo y la sociedad en general debemos buscar un nuevo acuerdo nacional que apueste al desarrollo, como ocurrió en España hace más de 20 años. La apuesta no es sencilla, se requiere de voluntad política y social, pero las señales de resultados factibles podría ser la base para la concertación de ese acuerdo.

Si seguimos esperando que los grandes convenios internacionales cambien de manera mágica las condiciones económicas de nuestro país, en un futuro seguramente nos percatemos que la patrulla de tránsito que nos detiene no es mexicana y quizá nosotros tampoco.


México, D.F. Junio 1, 2005

Latinoamérica, la democracia en tránsito

La economía de mercado que tuvo sus inicios a finales de la década de los 80. Aunque ha demostrado eficacia para producir riquezas, no ha asegurado la eliminación de la pobreza ni del desempleo. El neoliberalismo sigue un ciclo de ascenso, consolidación y declive político. Las mismas condiciones que marcan el supuesto éxito de un régimen económico neoliberal -privatización de los bienes públicos, crecimiento de las exportaciones e importaciones, incremento de la inversión externa, concentración del ingreso- extienden y profundizan la oposición social. En América Latina, estas prácticas han provocado efectos negativos en la distribución del ingreso de tal forma que se ha acentuado la brecha entre las clases bajas y altas de la población, reduciendo a niveles mínimos la clase media, la cual se ha repartido entre ambos sectores.

Por ello es que en algunos países de América Latina se han abandonado las políticas neoliberales para adoptar otras que suelen identificarse como de izquierda o populistas. El triunfo de Tabaré Vázquez como presidente de Uruguay, en marzo de este año, sumó un nuevo eslabón a la cadena de líderes latinoamericanos que llegaron al poder a través de procesos democráticos transparentes. A partir de 1999, con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, le siguieron Ricardo Lagos en Chile, Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Néstor Kirchner en Argentina y Martín Torrijos en Panamá.

No obstante, a pesar de los ataques que los movimientos populares mantienen frente al modelo económico liberal, una vez que asumen el poder han tomado medidas iniciales cautelosas, a través de políticas fiscales austeras.

En Brasil por ejemplo, Lula Da Silva al asumir el cargo en enero de 2003 juró no fracasar en la conducción de Brasil, la octava economía del mundo, pero con enormes desigualdades sociales. Heredó una deuda pública de casi 250,000 millones de dólares, una moneda devaluada en 40 por ciento y una tasa de crecimiento de 1.4 por ciento, insuficiente como para dar empleo a 12 millones de desocupados y mitigar la pobreza de 54 millones de brasileños, un tercio de la población. “No hay soluciones milagrosas para tamaña deuda social”, advirtió. El presidente Lula mantiene actualmente una disciplina fiscal absoluta y emprendió reformas que según sus detractores son similares a las que rechazaba por neoliberales cuando era opositor. El cuidado de las finanzas públicas le ha permitido reducir la vulnerabilidad del país. Se le reconoce la disminución de la inflación a 8.65 por ciento, contra 12.65 de su predecesor Fernando Henrique Cardoso. Sin embargo, el gobierno de Lula tiene un riesgo alarmante en sus elevadas tasas de interés, principal herramienta contra la inflación. Esas tasas inhiben la inversión y el consumo y son poco sustentables para quien piensa en proyectos de largo plazo, como ocurrió en México a finales de los 80.

En Chile, el presidente socialista Ricardo Lagos, entra en el último año de su mandato en un clima de prosperidad. La economía creció 5.7 por ciento en el 2004, la tasa más alta en siete años, y la popularidad del mandatario es del 60 por ciento. Su gobierno mantuvo el modelo de libre mercado impuesto por la dictadura de Pinochet. Como lo ha sostenido el propio Lagos, una de las explicaciones del reconocido éxito chileno es haber asimilado las medidas que dicta el Consenso de Washington, en materia de austeridad fiscal y reducción del Estado, para crear opciones a la población más necesitada como el seguro de desempleo y mayores inversiones en educación y salud. La pobreza ha disminuido en Chile del 40 al 18 por ciento. Asimismo, Lagos ha firmado tratados de libre comercio con la Unión Europea, Estados Unidos, Corea del Sur, México, Canadá y Europa del Norte. Actualmente busca acuerdos similares con China, India y Japón.

Argentina, tras sufrir en diciembre del 2001 una de las mayores catástrofes económicas y sociales de su historia, que derribó al presidente Fernando de la Rúa, en 2003 se sumó a la corriente progresista de la mano de Néstor Kirchner con el 22 por ciento de los votos por la deserción de Carlos Menem, quien durante su mandato introdujo reformas liberales, principal causa del colapso argentino. Kirchner multiplicó su popularidad al depurar instituciones como las fuerzas armadas, la policía y la desprestigiada Suprema Corte de Justicia. En el terreno internacional ha sumado fuerzas con Lula y Chávez en la búsqueda de nuevas formas de integración regional.

Venezuela es quizá el único país en donde se escucha la palabra “revolución” y se elogia a Fidel Castro en la voz de Hugo Chávez, un teniente coronel que en el pasado fue a la cárcel por golpista. Después de un golpe de Estado en el 2002, Chávez derrotó en las urnas a una oposición fuertemente posicionada en el país. Esa victoria reactivó su propuesta de “revolución bolivariana”, que consiste en una serie de reformas económicas y sociales en favor de los desposeídos considerada por la oposición como el atentado a las libertades económicas. Aún así, Chávez dirige uno de los diez mayores exportadores mundiales del crudo y puede presumir de bonanza económica gracias a los altos precios del hidrocarburo.

Ante este escenario, algunos analistas han afirmado que Latinoamérica está dando un giro a la izquierda, como si se tratara de un movimiento socialista organizado. Los ejemplos aún no lo demuestran del todo. Es probable que las corrientes partidistas de los que han asumido el poder se definan como de izquierda, pero también es claro que no se han alejado de los conceptos liberales en materia económica, relacionados con la derecha. Por ello es que la Secretaria de Estado Norteamericano, Condolezza Rice declaró hace un par de semanas que al gobierno estadounidense no le preocupaba el triunfo de la izquierda en nuestro país –como no le ha preocupado en otros de América-. Saben que sus países vecinos del sur no modificarán sus prácticas económicas de la noche a la mañana, ni romperán los acuerdos con los grandes consorcios financieros internacionales. Estos cambios obedecen más que nada al crecimiento del descontento popular, situación cada vez más grave y evidente.

¿Será entonces que la sociedad civil ha encontrado en la democracia su tribuna? Todo parece indicar que sí. Quizá no se trate de un acto de conciencia individual, en ese caso la transición democrática ya hubiese concluido. Se trata más bien de una muestra más de que la democracia es el instrumento ideal para la rendición de cuentas. En adelante, los gobiernos de izquierda o de derecha deberán estar claros que su eficiencia estará sujeta a la aprobación de la ciudadanía y no tanto de sus esfuerzos por ser más liberales o más populistas.


México, D.F. Abril 1, 2005

Mercado Libre Energético versus Control Estatal

Cuando Timothy Wirth, presidente de la Fundación de las Naciones Unidas, afirmaba el año pasado que el estancamiento del diálogo político reflejaba la incapacidad de reconocer la importancia que tiene el petróleo y sus derivados para la defensa y la seguridad del territorio nacional, la economía y el medio ambiente, no se refería a las diferencias que se plantean en el debate público cotidiano de los países latinoamericanos, sino las que se presentan al interior del congreso estadounidense. Menciona que ese país necesita una nueva y deliberada política estratégica energética y no la creación de un paquete de concesiones formado a partir de las listas de peticiones de grupos particulares. Muy lejos de una visión tecnócrata, sobre todo si se trata de un ex senador norteamericano del estado de Colorado.

La discusión en materia energética en Estados Unidos se ha tornado compleja. Aunque no se discute la propiedad de los hidrocarburos por parte del Estado, sí se presentan desafíos importantes, como los estímulos fiscales para elevar la producción, el acceso a terrenos públicos y a matices de reglamentación sobre electricidad, así como de las estrategias para la conversión energética y la reversión de los problemas ambientales.

En el resto del continente americano, hacia el sur de Estados Unidos, las visiones del problema no resultan ser distintas. Algunos países como Venezuela, han optado por vías forzadas para reactivar sus economías a través de su potencial energético. El gobierno argentino por su lado, ha comenzado una batalla en contra de las empresas extranjeras que operan en ese país por el incremento en los precios de los combustibles.

El exceso en la demanda de energía a nivel mundial ha obligado a los países productores de crudo de Latinoamérica a tomar medidas inmediatas para no perder la oportunidad de participar en ese mercado, quizá el más importante de los últimos 100 años. Ahí radica el interés de algunos grupos de poder particulares por apoderarse de ese atractivo nicho. Existen actualmente países como Bolivia que enfrentan serias crisis en materia energética. Desde el punto de vista de los nacionalistas, su causa principal fue la de seguir las recomendaciones del Banco Mundial de dejar los recursos energéticos en manos de empresas extranjeras. Para el caso de México, la recomendación de la corporación financiera internacional ha sido en ese mismo sentido: permitir nuevos jugadores en el sector energético nacional.

A los ojos de una entidad como el Banco Mundial, el consenso de Washington y sus postulados son requisitos fundamentales para el otorgamiento de apoyos a los países que lo requieren. Este tipo de instituciones deja de lado su espíritu desarrollador cuando toma el papel de lo que en realidad es: una institución de crédito que obedece a poderosos intereses privados, como el mayor rendimiento de sus grandes capitales. Los que comulgan con la visión de la política de mercado argumentan que ni el Fondo Monetario Internacional, ni el Banco Mundial, ni ninguna otra entidad de ese nivel tenga intenciones filantrópicas o paternalistas. Sus condiciones son más que claras, se deben realizar los cambios estructurales esbozados en los planteamientos liberales modernos.

Sin embargo, esas presiones han resultado infértiles en algunos países. Las políticas liberales encuentran resistencia. Y es que las decisiones gubernamentales en materia económica de los países en vías de desarrollo no sólo se dirigen a la reactivación de los sectores mercantiles, sino también al financiamiento del gasto corriente y a los programas de desarrollo social y combate a la pobreza. Bolivia, por ejemplo, ante las presiones sociales, ha determinado acciones como la expropiación del gas y el agua potable, así como propone la retención del 50 por ciento de los impuestos a dividendos internacionales. Esta decisión ha dividido la opinión de la sociedad en ese país. Mientras que en el altiplano el pueblo se manifiesta, bajo el mando de los sindicatos bolivianos más fuertes, en Santa Cruz de la Sierra, en la frontera con Brasil -una región que no se identifica con el resto de Bolivia, de corte racista y considerada como la más próspera del país-, la opinión al respecto de la propiedad del Estado de los recursos energéticos es desfavorable.

Cualquiera que sea el modelo que adopte, el gobierno mexicano debe caer en la cuenta de la importancia que significan los recursos energéticos para el desarrollo de la industria nacional. La sociedad civil entiende eso, pues finalmente en ella recae el efecto más inmediato de las medidas privatizadoras al pagar los precios de los productos, generalmente más altos. Cada vez que las medidas gubernamentales afecten los intereses del pueblo y parezcan atender a presiones de los grandes consorcios internacionales, se descalificará al gobierno, como ha ocurrido y sigue ocurriendo en las regiones de nuestra América Latina. La nueva concepción de la democracia seguirá pareciendo insípida si no es tomada en cuenta la voz de la sociedad en contra de los modelos económicos para los que aún no está preparada, toda vez que no parecen satisfacer las demandas de la mayoría.