miércoles, 11 de abril de 2012

Padre mercader, hijo caballero…

74 años desde la expropiación. Cada vez son menos los que recuerdan la naturaleza de la razón de la decisión del General Cárdenas –Tata Lázaro-, entonces Presidente de la República. Gigantescas compañías inglesas y estadounidenses se habían hecho de grandes extensiones de terreno para extraer el crudo que se asomaba a flor de tierra. Las manos mexicanas que prestaban su labor para esas empresas, lo hacían en condiciones infrahumanas; resultaba necesario para esos días otorgar certeza jurídica a la relación obrero-patronal, sindicalizar parecía la opción viable. La resistencia de las empresas extranjeras y la concepción social de los gobiernos de la época llevaron a la promulgación del 18 de marzo de 1938. El gobierno pagó por ello y surgió la Industria Nacional.

Hoy en día, el gobierno depende cada vez más de Pemex. Cerca del 60 por ciento de los ingresos de la paraestatal se transfieren a la Secretaría de Hacienda en forma de impuestos. Para el gobierno representa más de la tercera parte de sus entradas. ¡Gran negocio el del presidente Cárdenas para el país! Pero ha resultado todo lo contrario. Como una herencia mal cuidada, la empresa ha sido víctima de la corrupción, la ordeña de sus ductos y la desatención del gobierno para inyectarle los recursos suficientes y así mantenerla en la vanguardia tecnológica.

Yo soy petrolero, desde hace más de 10 años. Es difícil reconocer que se ha deteriorado la imagen de Petróleos Mexicanos. Los hechos fortalecen esa idea: El Pemexgate en las elecciones del 2000, las mandarinas descompuestas durante la evacuación en altamar de la plataforma Usumacinta, las explosiones de las redes de ductos en el Bajío por supuestos atentados de la guerrilla, los derrames en el río Coatzacoalcos y una serie de hechos se han ido sembrando en el top of the mind de la comunidad. Como si “el charrito Pemex” se hubiera alejado de su público; es más, como si estuviera en contra de la sociedad civil.

Durante los últimos años se pueden resaltar varios aciertos como la creación de la Ley de Petróleos Mexicanos, la estabilización de la producción de crudo de los últimos dos años –nos acercamos a la meta de 2.7 millones de barriles diarios-, los contratos incentivados para la perforación en aguas profundas cuyo potencial de reservas es alta según los estudios del hoyo de Dona, las perforaciones en el paleocanal de Chicontepec, las reconfiguraciones de las refinerías entre otros muchos temas relevantes.

Sin embargo, es necesario reforzar temas al interior de la empresa que tienen que ver con su complejo entramado normativo, todavía es muy difícil tomar decisiones como se haría en una empresa de corte internacional. De otra manera será imposible hacer más eficiente las operaciones, ser más ágiles en la respuesta a los proveedores y a nuestros clientes externos, modernizar la planta laboral y evitar la fuga de cerebros y la pérdida de conocimiento y experiencia por el retiro. Son temas que el actual Director General plantea e incluso el Sindicato apoya. Nada es terso, hay que nadar contra corriente, contar con el apoyo de todos, como en aquél entonces. De lo contrario, estaremos ante una encrucijada para los hacendarios, que tendrían que fijar ingresos adicionales para el país y muy probablemente tengan que venir de nuestros bolsillos.

Ojalá evitemos matar a la gallina de los huevos de oro. Ojalá los gobiernos por venir consideren la opción de dinamizar la industria y cuidar de un soporte financiero del tamaño de la industria petrolera paraestatal, que necesita de modernizarse y alcanzar los estados del arte que le permitan explotar los grandes yacimientos que todavía faltan por explotar, replantear su esquema laboral actual para atenuar el pasivo y establecer una nueva relación con el sindicato, ser más transparente para evitar la corrupción y así escalar a los niveles de una empresa de corte internacional. Ya veremos si en la celebración 75 se habla de algo diferente.

México, D.F. Marzo 20, 2012

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