martes, 4 de septiembre de 2012


Alternancia sucesoria

Transición. Comenzaron los días más inquietantes para los servidores públicos de la Administración Federal. Después de dos sexenios de supuesta continuidad partidista, un nuevo equilibrio –al menos, diferente- se asoma a partir del próximo primero de diciembre. El regreso del PRI al frente del Gobierno Federal reencaminará los destinos del país y de muchos de los trabajadores de las instituciones centrales. Se espera que cerca de 25 mil empleados federales desocupen sus puestos a partir de esa fecha. Es el eterno destino de la burocracia mexicana, una línea intermitente de sucesiones que golpea el encadenamiento de los programas gubernamentales en beneficio de los ciudadanos.

Por lo pronto, Peña Nieto arrancó con pies de plomo. Presentó el día de ayer un equipo plural para la transmisión de poderes, con la gente que ha venido acompañándolo durante su campaña. Muestra con ello, que aún se cuecen en el horno las nominaciones para su futuro gabinete. La constancia de mayoría era el trámite intermedio que impedía el paso siguiente hacia la sucesión.

El control de daños por el enfrentamiento entre los partidos después del resultado de las elecciones, parece ir en curso. El PAN, por sí mismo, decidió tomar la vía de la reconciliación para comenzar el saneamiento interno de sus agremiados y fijar su posicionamiento con la visión futurista de presentar una nueva cara ante el electorado y reformular sus propuestas. La izquierda por su lado, se debate entre apoyar una nueva fase de protesta encabezada por López Obrador ‑una fórmula desgastada ya, para mi gusto- o tomar también el rumbo de la mediación y adentrarse en una reestructuración de su multisistema partidista y tribal, con un nuevo liderazgo, como el del propio Ebrard, para construir desde ya una candidatura más fresca hacia el 2018.

Serán interesantes los próximos 80 días. Calderón ya comenzó su adiós. Busca posicionar su imagen a través de los medios de comunicación. La última campaña masiva en este momento de su historia. Es tan joven el mandatario saliente que no dudo verlo en otras actividades más adelante. Intenta resaltar en sus episodios el retrato de un hombre templado y reflexivo. Subraya la lucha contra el narcotráfico y en menor medida el combate a la pobreza, como otros proyectos que quedaron subyugados ante el de mayor relevancia e impacto, por sus consecuencias mediáticas y la propia inspiración del mismo Presidente. Debe ser difícil para él y el resto de su equipo, vislumbrar la evaluación a priori. Una vez fuera de Los Pinos, la exposición es más amplia. Sobre todo si se trata de una sucesión de partidos distintos. No será sino hasta ese momento que se determinará la percepción final de su desempeño durante el sexenio.

Entretanto, todos estaremos al pendiente de lo que se cocina al interior del equipo del Presidente Electo. Con quién se reúne, a quién llama… de quién se aleja. A diferencia de lo que vimos estos últimos doce años, el PRI tiene una mecánica distinta para diseñar sus estructuras. Y Peña Nieto creció con ella, la conoce bien. La planeación en ese partido parece siempre buscar el equilibrio en todos los terrenos. No deja abierta la puerta para el desencono, se apagan rápidamente los fuegos cruzados y someten delicadamente a aquellos que pretenden desvirtuar el proceso de conformación de las estructuras en el poder. Preparémonos pues, para una nueva etapa en el desarrollo de la política nacional. El PRI está de regreso. La derecha y la izquierda en sus máximas expresiones vuelven a formar parte de la oposición. Con la salvedad de que unos ya bebieron de los jugos del poder en funciones. Los otros, por su lado, siguen en la cercanía, sin lograr el triunfo definitivo.

Hasta hoy, seguirá la tensa calma ante el cambio de poderes. Creo que Andrés Manuel ya cuenta con menos seguidores que hace seis años, pero sus tambores de guerra siguen haciendo eco en las regiones más afectadas por la pobreza y el desempleo. México precisa de un momento de pacificación social. Enfriar las tensiones en todos los espacios perturbados del país deberá ser una tarea primordial para el equipo del Presidente Electo. Así también lo será, sostener las medidas macroeconómicas que han fortalecido a la Nación durante las crisis internacionales más recientes; como también evitar que una escalada de los precios de los insumos básicos, como el huevo y el maíz, afecten los bolsillos de los ciudadanos en el arranque del nuevo gobierno.

Es el momento preciso para reencausar el camino hacia una etapa de prosperidad, soberanía e igualdad. Pero sobre todo de armonía, acuerdos y paz. La coyuntura lo amerita y parece haber condiciones suficientes para iniciar una fase distinta. Mucho más productiva y democrática. Veremos de qué están hechos los integrantes de este nuevo cuerpo de gobierno que está por arrancar.

México, D.F. Septiembre 4, 2012

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