martes, 18 de septiembre de 2012

Sufragios importantes… también

Elecciones. Estados Unidos vive ahora su carrera por la presidencia. La democracia en ese país del norte de América, como en México y gran parte del resto del mundo, vive también una de sus crisis más fuertes. Obama contiende nuevamente por el lado Demócrata y el controvertido Romney por parte del partido Republicano. Como presagio indio, ambos escenarios de lanzamiento de campañas se vieron amenazados por las fuertes lluvias del fenómeno meteorológico Isaac y las depresiones tropicales por la época del año.

Barack Obama se muestra fuerte, con preferencias medidas de casi el 50 por ciento de la población electoral. Romney por su lado, ha perdido terreno. Evidenciado por el nieto del expresidente Carter como segregacionista. El racismo es el último tema que debería exponerse en esta contienda. Contra todo pronóstico, el liderazgo de un hombre de color ha demostrado que para los Estados Unidos el mito racial ha pasado a segundo término. El separatismo se reduce a una escasa porción de la población, sobre todo de la zona del este, donde se asientan todavía las familias fundadoras que llegaron de Europa, que luchan por sostener sus tradiciones pioneras.

Los aciertos del presidente Obama son el mayor obstáculo para sus opositores. Desde el sostenimiento de la economía a través de decisiones políticas y económicas poco conservadoras, hasta la eliminación del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden; junto con el equipo que lo acompaña: los Clinton y los destacados latinos; se desarrolló una fórmula exitosa para los demócratas. El presidente en turno parece tener amplias posibilidades de lograr ser reelecto.

De ser el caso, las condiciones de entendimiento con el vecino país del norte, parecen estar aseguradas los próximos cuatro años. La presidencia de Estados Unidos comenzó ya a tender sus primeros lazos de negociación con el Presidente Electo, Enrique Peña Nieto. A Obama le conviene que sea evidente su relación con México. Así asegura de manera casi global, la preferencia del electorado latino en su país. Esa población actualmente representa el fiel de la balanza para cualquier candidato y el partido en el poder lo sabe. Los latinos que ya ejercen su derecho como ciudadanos americanos han llevado al triunfo a alcaldes en Los Ángeles, San Francisco, entre otros.

Y a Peña Nieto, por su lado, le sienta un precedente que quizá repita la historia de Zedillo con Clinton y Fox con Bush. Amistades que rebasan fronteras y generan condiciones de apertura y negociación franca. Se eliminan las barreras de la diplomacia y se establece un diálogo que permite sentar las bases para nuevas relaciones entre ambos países. Cuando los problemas de migración, narcotráfico y barreras comerciales parecen haberse agudizado durante los últimos años.

Estaremos pues pendientes, tanto los americanos, como los mexicanos de lo que resulte de esa contienda. Pues de eso dependerá el futuro de nuestra frontera, nuestro comercio y nuestra economía. Porque los gringos, viven bien o mal con el presidente que tengan. Ahí opera el libre mercado desde hace mucho tiempo. Si no es el mejor de los escenarios, al menos ya están acostumbrados. Nosotros, por el contrario, seguimos siendo arrastrados por la política y sus decisiones.

México, D.F. Septiembre 18, 2012

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