Recubierta centelleante
Quemazón. De nueva
cuenta son niños recién nacidos los que corren la peor de las suertes. Esta vez
el fogonazo pegó en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa. El sanatorio forma
parte del sector salud del Gobierno del Distrito Federal. Hasta el cierre de
las noticias de esta primera noche, la cuenta arroja tres muertos y setenta y
tres lesionados. La raja política que representa este hecho –una vez que la
ciudadanía pase del dolor a la aceptación-, es muy grande y por ende, atractivamente
controversial. Por un lado, vislumbro el señalamiento a la compañía de gas
encargada del reparto del combustible por sus prácticas poco seguras; por el
otro, un fuego cruzado entre todos los frentes políticos intentando hundir al
Jefe de Gobierno del Distrito Federal y sus colaboradores.
Las redes sociales
desde temprano informaron del suceso. A través de Facebook, Twitter y Whatsapp
se conocía de los daños ocurridos por la explosión; así como de las necesidades
de donadores de sangre y apoyo necesarios para el rescate y resguardo de los
menores. El video captado por un aficionado mostró el instante justo de la
detonación. Se puede notar en las imágenes que el operativo montado para la descarga
era custodiado por elementos del Cuerpo de Bomberos. No sé, hasta este momento,
si se trataba de una práctica cotidiana o se debió a algún llamado derivado de
un intenso olor a gas. De cualquier forma, considero importante tomar nota de este
hecho particular.
Sé que es muy temprano
para adelantar conclusiones. Aunque no es difícil de entrever lo que se viene
en la capital del país en los próximos días. Se reavivó el dolor de la tragedia
ocurrida hace algunos años en la guardería ABC. Sus consecuencias, inacabadas hasta
el día de hoy por los laberintos que ofrece la justicia mexicana. Sin menoscabo
por el sensible fallecimiento de los niños y adultos, considero que acaba de
abrirse una nueva oportunidad para que una veintena de padres salgan nuevamente
a las calles a reclamar justicia por el incidente. Pero con ellos, se sumarán desafortunadamente
todas aquellas fuerzas conocidas por el gusto hacia movilizaciones casi terroristas
y desestabilizadoras.
Por ello, considero
relevante que las acciones encaminadas al control de daños, deben ponerse en
marcha de manera inmediata. Es importante deslindar responsabilidades por parte
del Gobierno del Distrito Federal. Se pondrá de manifiesto la capacidad de
Miguel Ángel Mancera para evitar situarse en el ojo del huracán de un problema
nacional que evidencia cada vez más la ruptura entre la ciudadanía. Esa brecha
que se ha abierto y que impide la cohesión social tan necesaria para el
desarrollo. Hoy en día, cualquier acontecimiento con signos de compasión se torna
atractivo para los fundamentalistas del levantamiento social y los atacantes del
gobierno.
Ahora bien, considero también
que la compañía deberá a su vez emprender una campaña integral, tendiente a atenuar
los daños provocados por la explosión. Tal como lo dictan las prácticas de la responsabilidad social empresarial. Un
concepto de esta nueva era que busca forjar una relación más estrecha entre las
compañías y las comunidades donde se desarrollan. Es de señalar que las empresas
gaseras, en esta región del país, no son bien recibidas. Gas Natural, por
ejemplo, se ha visto impedida en su progreso en la ciudad de México; toda vez
que las delegaciones y la sociedad civil han activado una cruzada permanente, mediante
una serie de bloqueos ante la sola presencia de esa corporación en alguna zona
de la ciudad con el fin de continuar con la conexión de líneas de distribución adicionales.
No obstante que este mecanismo de proveeduría de servicio es más seguro que los
otros más tradicionales. Pero nadie está seguro ya de ello, por el historial de
accidentes en torno al uso de ese carburante y su grado de peligrosidad.
No cabe duda que esta
noticia llenará los medios informativos las próximas semanas. Todas las cadenas
nacionales e internacionales han volcado su atención en este triste
acontecimiento. Pasarán inadvertidas, para muchos, las predicciones económicas
del Banco de México, acerca de una nueva probable caída del peso ante el dólar
en días próximos; así como la predicción de las tasas de interés e inflación,
no mayores a tres por ciento, respectivamente, a lo largo de la primera mitad
del año. Corrieron con suerte esta vez los analistas.
México, D.F. a
30 de enero de 2015.
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