Fugaz Comunión
Desigualdad y bajo
crecimiento. De las principales conclusiones alcanzadas en la Cumbre
Iberoamericana, acontecida recientemente en el emblemático puerto de Veracruz. Veintidós
países de habla hispana y lusitana se han venido reuniendo desde la última
década del siglo XX para fijar posturas comunes, formular acuerdos y establecer
compromisos de cooperación entre las naciones participantes.
Los tambores de la
discordia siempre se han presentado en este círculo. Recordemos que hace unos
años fue el Rey de España –ahora en retiro- quien hizo callar abruptamente al
mandatario venezolano Hugo Chávez, en el seno del mismo. Ahora, las tensiones
generadas en el cono Sur provocaron que esta última reunión concluyera con un
resumen de acuerdos mínimos. Tan mínimos como el crecimiento esperado general
en Latinoamérica del 1.4%, apenas.
Resultó notoria la
ausencia de países relevantes como Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia,
Nicaragua y Cuba; quienes representan aproximadamente el 50% del PIB en América
Latina. Es tan palpable el deterioro de la estructura del modelo de reunión,
que las siguientes se llevarán a cabo de manera bianual. Lo cierto es que cada
vez ha sido más difícil generar acuerdos entre estos países.
La moda de la
conformación de grupos estratégicos territoriales o regionales viene en
declive. En mi opinión, se han prostituido. Mercosur, TPP, CELAC, ALBA, Unasur,
son ya prácticamente contratos comerciales que benefician a algunos, apartan a
otros y terminan por polarizar las relaciones económicas, políticas y sociales
de países vecinos. Una visualización adicional que el modelo económico liberal
es cada vez más obsoleto.
Las conclusiones de
esta cumbre, resultaron estériles. Pronunciamientos como la recomendación a
Estados Unidos para eliminar el bloqueo comercial a la isla caribeña, a pesar
del desdén del presidente del mismo país para participar activamente, ponen de
manifiesto una debilidad que no debería mostrarse abiertamente. La alianza con
España, Portugal y Andorra no parece tampoco coadyuvar en el fortalecimiento ni
en la cohesión de los países participantes. Por el contrario, parece evidenciar
que los países de habla inglesa, francesa y germana generan mayores sinergias
para el desarrollo económico en sus regiones. Dándole razón a Max Weber en
referencia a su tesis sobre la productividad de las comunidades de acuerdo con
su ubicación geográfica, religión y raza.
Y es que aunada a la
crisis de esos tres países europeos, Latinoamérica atraviesa momentos críticos.
Tal como lo expresó el presidente de la OCDE, el mexicano José Ángel Gurría. Quien
recalcó que ante el boom de materias primas, ninguno ha hecho la tarea por dar
el salto al desarrollo. –Se trata de la región más desigual del mundo-,
expresó. Se reportan mayores índices de pobreza, pero también grandes fortunas
regionales como la del empresario Carlos Slim de México y el efímero Erike
Batista de Brasil. Existen mediciones de esa institución donde destaca que
menos del 40 por ciento de la población está satisfecha con su democracia.
¿Qué se puede destacar
de la reunión? Hay varios puntos que vale la pena reconocer. El que más nos
atañe es el fortalecimiento de los vínculos entre España y nuestro país. Y es
que un aliado en el otro continente nos conviene. La apertura hacia otras
fronteras disminuye el riesgo permanente de ser aliado comercial obligado de
Estados Unidos y Canadá. Abre los canales para la exportación y el intercambio
de servicios y otros activos intangibles como experiencias en materia política;
así como conocimientos en materia de transformación cultural y económica.
Asimismo se subrayó la
necesidad de fortalecer la comunicación entre los países del sector para el
combate al terrorismo, la protección a los migrantes para evitar riesgos de
trata de personas en todas sus modalidades; entre otros acuerdos en materia de
salud, educación y tecnología.
Son procesos continuos.
Quizá deban establecerse nuevos mecanismos para el diálogo, la comunicación y
el intercambio de ideas, estrategias y tecnología. Es de primera necesidad
eliminar las barreras sociales que se han venido edificando entre ricos y
pobres A través de la instrumentación de políticas públicas redistributivas que
fomenten la generación de ingresos para las comunidades más necesitadas de
Latinoamérica, haciendo uso de las capacidades de cada región.
Tampoco se trata de
llevar una vida austera como la del presidente uruguayo. Ni como la dispendiosa
del antiguo monarca español. Se trata de acercar las posibilidades de
desarrollo a cada vez más personas. Espero que la reunión de 2016, en Colombia
se acompañe de grandes acuerdos que generen mejores políticas en cada país. Más
sensibles y menos individualistas
La riqueza de
Iberoamérica no sólo es material, es intelectual. Todo está al alcance de una
seria de decisiones inteligentes. Falta poner en práctica una nueva manera de
hacer las cosas. Con el esfuerzo y consenso necesarios para alcanzar el
desarrollo de toda una región que clama por ese momento.
México, D.F. a
10 de diciembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario