Galimatías gaucho
Discrepancia. El origen
de la confusión que hoy embarga Argentina es la incertidumbre. Con el
fallecimiento del fiscal Alberto Nisman se respira un ambiente confuso y poco
esperanzador. El asesinato encubierto en suicido es casi evidente, pero
irremediablemente misterioso. Nunca sabremos lo que hubiera ocurrido el lunes
19 de enero si este personaje se hubiera presentado a comparecer ante la
Comisión de Legislación Penal en la Cámara de Diputados de la nación gaucha. El
tema, las omisiones en el caso de los terroristas que causaron la muerte de 85 personas
en el atentado con coche bomba, en Buenos Aires, contra la sede de la
Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) el 18 de julio de 1994.
La presuntamente involucrada
y principal sospechosa para sus antagonistas, es la presidenta Cristina
Fernández, viuda de Kirchner –cuyo esposo también fue presidente de ese mismo
país-. Se le acusa haber fabricado, en su oportunidad, la inocencia de los
perpetradores de ese acto violento. De origen iraní, al parecer pertenecientes
al grupo Hezbolá. Y es que apenas en el año 2013, en un evidente acto de
alianza gubernamental y buenas voluntades entre Irán y Argentina, se creó desde
la presidencia una comisión de la verdad para esclarecer los hechos. Lo que pareció
más bien un pacto oculto entre ambos países para eliminar las dudas y exonerar
a los verdaderos culpables. Hasta aquí, mera especulación.
“La idea de establecer
una ‘comisión de la verdad’ sobre la tragedia de la AMIA que involucre al
régimen iraní sería como pedirle a la Alemania nazi que ayudara a establecer
los hechos de la Noche de los Cristales Rotos”, comentó en aquel entonces el
presidente del Comité Judío Americano, David Harris durante una visita
relámpago a Argentina. Pero el desenlace era de esperarse. Desde la alienación
de Venezuela y otros países del hemisferio sur con Irán, los enfrentamientos
ideológicos se han tensado de sobremanera en esos países.
El trabajo del fiscal
Nisman era respetado por la comunidad judía y al parecer por el propio gobierno
–quien lo designa es el difunto Néstor Kirchner-. Se le acreditaban la
cabalidad y la rectitud con las que había venido conduciendo las
investigaciones. Hasta hace pocos meses que el enfrentamiento con la
presidencia comenzó también a ser en extremo tirante. Nisman había resuelto el
involucramiento de la actual presidenta Fernández en el encubrimiento de los
acusados. Esas iban a ser sus declaraciones del lunes 19. El caos sumado a la
ya conocida crisis del gobierno sonaba fuertemente en la Casa Rosada.
¿Qué pasó desde la
aparición del cadáver del fiscal? Se trata de una serie de declaraciones
imprecisas e incongruentes en torno a los hechos. Lo que ha sometido
fuertemente al escrutinio de la opinión pública al poder central argentino. En
primer lugar, una salida a medios que evoca a la duda. La gobernante suprema, declaró
públicamente lamentar el suicidio del personaje. ¿Por qué adelantar el
veredicto? Una de dos. O estaba plenamente segura de ello por lo que le
hubieran podido informar de primera mano. O vieron en el primer círculo la
manera más rápida de aseverarlo para evitar sospechas. Hoy, ya es inexcusable.
Porque en segundo lugar, las evidencias alrededor de las primeras
investigaciones apuntan cada vez más a la posibilidad de un atentado. Acciones
como la compra de víveres para el consumo de la siguiente semana, concertar
citas futuras de importancia relevante, son pruebas que demuestran que las
intenciones del comisario no eran precisamente las de suicidarse.
Por otro lado, así como
se instaló una comisión para la aclaración de los hechos de 1994. Pudo haberse
hecho para este caso, y hasta el momento no parecen existir las más mínimas
intenciones para hacerlo. Controversial, como siempre en estos asuntos donde se
involucran las oposiciones ideológicas, el poder y la sociedad dividida por las
acciones de la cúpula gubernamental.
Ya veremos si libra
esta nueva crisis la mandataria argentina. En mi opinión, sería el momento
adecuado para dar paso a una nueva generación en el poder al frente de esa
nación. Con ideas más frescas que vean de nueva cuenta por la recomposición del
Estado argentino. Se requiere de un cambio radical tanto económico como social.
Que encumbre de nuevo a ese país. Tan bello como su tango, su comida y sus
mujeres.
México, D.F. a
20 de enero de 2015.
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