Ímpetu superfluo
Necesidad. Aquello que
resulta indispensable para vivir de manera plena. El ser humano se rige por sus
carencias desde el primer momento de su concepción. Sed, frío y hambre son
sensaciones que se identifican con la necesidad orgánica de agua, calor y
comida, respectivamente. La falta de satisfactores, generalmente produce
incomodidad.
Y es que nada como
retomar las viejas enseñanzas de Rulfo. En su Llano en llamas nos muestra a un
sufrido Juvencio Nava, quien pide a gritos a su hijo Justino buscar una opción
para no ser fusilado por el hijo de Lupe Terreros. Quien lo había descubierto
después de muchos años y buscaba vengar la muerte de su padre, de manos del
primero.
"Yo nunca le he
hecho daño a nadie." Es la disculpa del inconsciente Juvencio. A pesar de
las advertencias, pasó por encima de los demás en congruencia con su condición
de desposeído. ¿Por qué si el vecino tiene, no comparte? No puedo alcanzar,
durante el corto relato, precisar quién sea el más avaro. Pero es innegable que
uno arrebató lo que el otro no estuvo dispuesto a compartir.
Juvencio es el
representante de aquellos que hoy nos encontramos por montones en México. Que
por la falta de acceso a recursos, considera que puede tomarlos del vecino de
la manera que le sea posible. Cada vez más violenta. Saquear, golpear o matar
son ya opciones elegibles. Al margen de la Ley y los derechos de otros
ciudadanos.
Puedo ver también que no
es una condición de clase. Es una condición humana. Tanto del pobre de la
colonia Buenos Aires, como del empresario de las Lomas de Chapultepec. Del político
de un municipio del norte del país, como del ejidatario de un pueblo tabasqueño.
Del delincuente organizado, como del Notario Público más destacado de su
entorno.
¿Las acciones de los
grupos violentos están directamente relacionadas con la búsqueda de
satisfacción de sus necesidades? Yo creo que no. La radicalidad tampoco corresponde
con el nivel de incomodidad figurada en los actos masivos que claman justicia
para los 43 desaparecidos. Puedo entender la angustia y el dolor de los padres.
El resto de los motivos, no.
Cualquier hecho que
trasgreda los derechos de un tercero, es un crimen. Escudarse de cualquier
acontecimiento social para salir a las calles a detener la circulación, romper
cristales de negocios, quemar anuncios, golpear a quien se atreviese… es una
transgresión a las garantías ciudadanas y debe ser castigada como un crimen.
¿Quién paga los vidrios rotos de los establecimientos?, ¿quién responde por la
seguridad de los terceros que sólo pasan por ahí?
Las leyes deben sufrir
un ajuste para el control y sanción de estos acontecimientos. El país se ha
llenado de huelgas, paros, marchas. Venganzas colectivas infundadas. No hay
política pública que logre satisfacer las demandas de los arbitrarios. El abuso
de la democracia es el desgobierno. El balance debe venir de otros instrumentos
de participación popular. Así evitaremos el enfrentamiento civil que se ha
gestado ante la impasividad del gobierno para frenar los actos violentos.
Así es también como concluye el cuento. Descansan
todos finalmente. El cruel Juvencio, dejó de huir de sus propios demonios. Don
Lupe y su familia, también. Encontraron en la justicia de propia mano, una
manera de venganza. Al amparo de los acontecimientos de la lucha revolucionaria
de principios de siglo. Cuando todos disponían de la Ley. Y las armas les
otorgaban el espacio público para ejercerla a su consideración.
Toda vez que estamos ante un fenómeno de
transición constitucional sin precedentes. Estamos también ante el mejor
momento para reestablecer el pacto social. Un compromiso que instaure nuevas
reglas del juego en materia cívica y patriótica. Que coadyuve en la
identificación y satisfacción de las necesidades de las comunidades y acordone
al mismo tiempo a las extremas radicalidades del entorno social. Esas que ponen
en peligro la gobernabilidad y la paz ciudadana. Que están al pendiente de
cualquier razón, por pequeña que sea, pero suficiente para romper el equilibrio.
México está cambiando. Confió en que lo haremos
cada vez mejor.
México, D.F., a 3 de diciembre
de 2014.
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